Estudio Bíblico

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Discipulado.



LA COSMOVISIÓN CRISTIANA BÍBLICA (29).

EL DISCIPULADO



Introducción.
Hacer discípulos es la obra del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, una obra en la cual los creyentes espiritualmente maduros cooperan con Dios al reproducir otros discípulos de Cristo quienes están en el proceso de llegar a ser cristianos maduros (2 Tim 2:2).
Esta responsabilidad incluye el traer personas al arrepentimiento y a la fe en Cristo, al bautismo, y a la obediencia a todos los mandamientos de Cristo (Mat 18:19, 20; Col 1:28-29).
El énfasis en el discipulado es la autenticidad y la integridad al llegar a ser más como Jesucristo (Rom 8:28-29, Efe 4:11-13) por medio de un proceso permanente de cambio a través de una asociación creciente e íntima con Él. Este concepto es fundamental para un entendimiento bíblico del discipulado.
Es un compromiso de aprendizaje que dura toda la vida en el cual la filosofía y el estilo de vida están completamente identificados con Él (2 Cor 10:5).
Es un proceso de alinear cada vez más el corazón, las relaciones, las actividades y la vida de uno con los propósitos de Dios (Rom 12:2).
Con frecuencia, el proceso de seguir y aprender es malentendido como algo fanático cuando se le compara con el patrón habitual del cristianismo (Luc 6:40).
Un obstáculo importante a la vida de obediencia a la Biblia es el acomodo a la estructura de valores de una sociedad peligrosamente secular (Jer 15.19).
Aunque denuncian públicamente los asuntos obvios del secularismo, los cristianos a menudo suscriben, cada vez más y a veces inconscientemente, los valores antibíblicos como resultado de la saturación de los medios de comunicación.
El efecto colectivo es la pasividad y la apatía hacia los temas de la pureza personal, la verdad bíblica, la justicia social y la ética (Fil 3:17-20; 1 Jn 2:15-17; Efe 4:17-19; 2 Tim 4:10).
El mandato de nuestro Señor hacia la auto-negación (Mat 16:24, Mar 8:34, Luc 9:23) generalmente no se toma en serio.
La vida cristiana que se orienta a la auto-negación y a la centralidad en la Biblia generalmente se percibe como una característica opcional para la vida cristiana (Luc 9:23-25; 14:25-33).
La preocupación auto-centrada ha entronizado al “yo” con la exclusión práctica de Dios y los demás, y más aún, de la Creación entera (actividades).
Los sentimientos personales han reemplazado la Palabra de Dios como factor determinante para la vida cristiana.
Esta falta de adherencia a los principios bíblicos ha incapacitado espiritualmente a muchos creyentes.
Los líderes deben tomar con seriedad el mandato del Cristo resucitado de hacer discípulos (Mat 28:19-20).
Interiormente, esto requiere que los líderes sean ejemplos de pureza y madurez espiritual (1 Tim 3:1-12).
En lo exterior, esto requiere que los líderes, de manera sistemática, enseñen a toda la Iglesia la necesidad y el costo de llegar a ser un discípulo de Cristo.
Además, los líderes – y el resto del Cuerpo de Cristo – deben orar por el rebaño de Dios de que los discípulos sean atraídos a Cristo y entrenados en la justicia (1 Tim 4:16; 2 Tim 3:16-17).




Enunciados fundamentales.
Hacer discípulos de todas las naciones, obedientes a la Biblia, y traer todas las cosas bajo el señorío de Cristo es el propósito primordial y el objetivo definido de la Gran Comisión (Mat 28:19- 20; 2 Cor 10:5, Col 1:15-20).
Llegar a ser un discípulo de Jesucristo obediente a la Biblia no es opcional.
El proceso de hacer discípulos incluye enseñar lo suficiente de la verdad bíblica como para inducir una decisión tanto al arrepentimiento y a recibir a Cristo para justificación como para escoger un compromiso de por vida de llegar a ser un seguidor obediente a Jesucristo (Mat 28:20, 2 Tim 2:2).
La sola adquisición de conocimiento bíblico, sin responsabilidad para con otros cristianos y para con todas las demás personas que nos rodean y la creación de Dios, no es suficiente en sí misma para producir un discípulo que obedezca a Jesús (Mat 7.24-27).
El discipulado es un compromiso completo con Jesucristo en la totalidad de la vida, y tal compromiso siempre resulta en una conducta cada vez más bíblica (Mat 16:24, Luc 18:28-30).
Es imposible ser un discípulo obediente de Jesús mientras se mantenga una relación habitual (del tipo "la-de-siempre") con el sistema de valores del mundo (Sant 4:4, 1 Jn 2:15-17).
La iglesia local, por medio del liderazgo espiritual, tiene la responsabilidad de hacer discípulos en una atmósfera de relaciones de cuidado y responsabilidad mutua (Efe 5:21).
El hacer discípulos a través del discipulado no debe violar el sacerdocio personal del discípulo o restringir el desarrollo del discípulo en la expresión de sus dones y habilidades espirituales y naturales.
No implica tampoco el “sacar” o “apartar” al creyente de sus relaciones, sino transformarlas.
El hacer discípulos es primordialmente la obra del Espíritu Santo, en la cual creyentes espiritualmente maduros cooperan con Él al reproducir discípulos que están en el proceso de llegar a ser cristianos maduros y esto sucede cuando un discípulo sigue a su líder espiritual en tanto que ese líder sigue a Cristo (1 Cor 11:1). Es imposible el discipulado aparte de la obra del Espíritu Santo (1 Ped 1:22, Gal 5:22-23).
La renovación por el Espíritu Santo, que resulta en el arrepentimiento y en una relación de discipulado obediente con Jesucristo, reducirá grandemente el compromiso de la Iglesia con los valores del mundo y su falta de impacto en la sociedad.
El compromiso continuo con el mundo y sus valores es inconsistente con el ministerio del Espíritu Santo de producir discípulos que obedezcan a Cristo (1 Jn 2:15-17).
El objetivo Escritural del discipulado es manifestar el carácter de Cristo, producir el fruto del Espíritu Santo, transformar las relaciones y actividades y cumplir Su comisión por el Espíritu Santo.
La formación del carácter de Cristo y el cumplimiento de Su comisión son imposibles sin la disciplina de las metas escriturales (Rom 8.28-29),
Los elementos esenciales de la madurez cristiana son identificables, capaces de ser medidos y alcanzables, y deben ser enseñados a todos los creyentes y se debe tener la expectativa de que lleguen a ser evidentes en todos ellos.
La madurez cristiana no es imprecisa, es medible y alcanzable.
No es algo que se producirá hasta el retorno de Cristo, y Dios no espera la madurez cristiana solo de unos pocos cristianos especialmente motivados (Fil 1:6, 1 Tes 5:23, 1 Ped 1:13-16)
La obediencia a la Palabra de Dios procede de una relación de fe con Jesús y Su Iglesia y esta madurará, liberará y ubicará a una persona en su lugar en Cristo (Sant 1:25).
La obediencia a la Palabra de Dios no se centra en el ser humano y no es destructiva, como tampoco es cierto que Pablo se refiriera a la obediencia bíblica cuando escribió acerca de la "letra" que "mata" (2 Cor 3:6).
Como resultado del discipulado las naciones serán moldeadas por el Evangelio del Reino y por el Reino mismo de Dios (Mateo 28:19).
No existen mejores estrategias que el discipulado para transformar a las naciones.
Ahora bien, ello requerirá del discipulado, un discipulado general, en los principios fundamentales de la Palabra de Dios, aplicables al carácter y a todas las relaciones y actividades de la vida, continuado en un discipulado especializado en aquellas actividades que son propias de cada persona de acuerdo al sector ocupacional donde desarrolla su actividad laboral.
Entonces, el discipulado requerirá un trabajo de sistematización de la forma en que los principios generales se aplican a las actividades propias y especificidades en cada sector ocupacional como educación, ciencia, tecnología, arte, política, gobierno, negocios, etc., de tal manera que cada creyente, en cada campo, tenga una guía específica a la cual recurrir para que pueda establecer los principios del Reino en su mundo ocupacional. Obviamente, para ello se requiere también de la unidad del Cuerpo por cuanto no todos los cuerpos locales tienen el conocimiento de todos los campos, ni personas que laboren en todos los campos.



BIBLIOGRAFÍA.

La Cosmovisión Cristiana del Discipulado.
www.contra-mundum.org

La Cosmovisión Cristiana del Evangelismo Local y Mundial.
www.contra-mundum.org




27 Jun 2009
Referencia: Tema No. 29.