Estudio Bíblico

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La doctrina de la Redención.



LA COSMOVISIÓN CRISTIANA BIBLICA (13).

LA DOCTRINA DE LA REDENCIÓN.



La obra redentora de Cristo presupone una relación entre Dios y el ser humano anterior a la salvación y a la iglesia.
Dios primero crea el universo y al ser humano, después Dios le entrega al ser humano su mandato cultural, pero este cae y se pierde.
Pero en su estado de perdición el ser humano sigue sujeto a Dios en el sentido de que la humanidad sigue atada al ordenamiento estampado por la imagen de Dios (Gen 1:26-27) y su bendición (Gen 1:28).
La humanidad no puede más que seguir siendo fecunda, multiplicándose y sojuzgando la tierra.
El ser humano sigue cultivando el huerto, sigue obedeciendo a impulsos creados en él por Dios.
Pero toda esta actividad se desarrolla en rebeldía contra Dios, y está destinada a la frustración y el descalabro, porque no se puede gozar de la bendición de Dios fuera de la comunión con El.
El pecado humano no hace que la actividad cultural sea mala ni convierte a la creación en algo malo. Lo malo está en la forma en que el hombre degrada y mal orienta la creación y el mandato que ha recibido.
Por eso, Pablo nos llama a reorientar nuestras actividades haciéndolo todo para la gloria de Dios (1 Cor 10:31, Col 3:23).



Dicotomía no bíblica.
El acercarse a la Biblia con un punto de vista del mundo (que separa o aísla lo espiritual de lo natural; que niega lo sobrenatural si no lo puede demostrar; que es racionalista e intelectual, no revelacional) se produce una mutilación de las doctrinas bíblicas tal como están establecidas en la misma Biblia (recordemos que el diablo es un tergiversador y falsificador de la Palabra de Dios –Jn 8:44-- como lo demuestran la tentación a Eva –Gen 3:4-5--, la tentación de Jesús en el desierto –Mat 4:1-11--, etc.).
Derivado de ello es, entre otras cosas, la falsa dicotomía que inventa una distinción entre lo secular y lo religioso (la separación de la espiritual y lo natural llevado al plano de la iglesia y de las actividades de los cristianos).
Lo secular apunta a áreas de la vida que supuestamente no están bajo la soberanía de Dios, o que son malas o sospechosas, o que son neutrales o no religiosas.
El objetivo de ello es trastornar nuestra visión (cosmovisión) de la vida y de toda la creación.
La dicotomía evangélica cree que solo aquello que se conecta directamente con la iglesia es espiritual y agradable al Señor.

El relato de la creación nos demuestra que:
Dios se relacionó con el ser humano mucho antes de que apareciera la iglesia (lo supuesto secular es anterior a lo supuesto religioso).
El mandato cultural (trabajo secular) es anterior a ella (el supuesto mandato religioso).
El mandato cultural es una orden que el ser humano debe obedecer como un impulso natural que recibió al ser creado de manera que cuando un ser humano se entrega a la labor educativa, al arte, los negocios, la política, etc., está sirviendo a Dios y respondiendo a su vocación (Col 3:22-24).

Es Dios quien pone al ser humano en este mundo con la tarea de señorear sobre él, con la tarea de cultivarlo y cuidarlo (Gen 1:26-28, Gen 2:15).
Por tanto, para que una actividad sea un servicio a Dios no necesita estar bajo la dirección y coordinación de la iglesia.
Derivado de la cosmovisión bíblica, hay que ser enfáticos en decir que la actividad cultural responde al mandato de Dios (repostería, electrónica, jardinería, deporte, arte, salud, educación, industria, política, gobierno, etc.,).
Todos los tipos y especializaciones de trabajos son actividades que en sí mismas son un servicio a Dios, porque en todas esas empresas el ser humano responde a la vocación de Dios de cultivar y cuidar del huerto, de sojuzgar y señorear sobre la tierra.
La tierra es la creación entera, la obra colectiva, el lugar donde debemos terminar la labor cultural (la visión y el propósito de Dios).
El huerto es el lugar donde Dios nos ha puesto específicamente a cada uno, la obra individual, donde comenzamos la labor cultural (nuestro centro de entrenamiento) (Efe 2:10, Sal 139:13-16).
En cuanto a los cristianos, nuestra fe debería reorientar y llevarnos a desarrollar nuestras profesiones a fin de cumplir con dicha vocación de una forma que glorifique (exalte, honre, enaltezca) a Dios (Col 3:22-24). El hecho de hacerlo es en sí un servicio a Dios.
Nuestra fe nos debería capacitar para hacer un aporte a la sociedad de tal manera que mediante nuestras profesiones (servicio a Dios) también trajéramos justicia y bienestar a un mundo caído (Mat 5:13-16, Mat 13:33).



Conclusiones.
La dicotomía entre lo secular y lo sagrado ha suscitado una mundanalidad y corrupción abismales en el campo laboral, en los estudios, en el gobierno, etc.,
El creyente vive dos vidas bajo dos juegos de reglas diferentes: una en la iglesia y otra fuera de ella, o bien no le importa la corrupción e injusticia que ve fuera de la iglesia porque se refugia en un pseudo mundo espiritual (esquizofrenia espiritual).
Cada uno, en el lugar que Dios lo ha llamado a cultivar y cuidar el huerto, debe de servir a Dios (Col 3:22-24)
Convertir al mundo a Cristo no significa convertirlos a todos en religiosos alienados de la sociedad, y ser cristiano no quiere decir evadirme de los problemas de la sociedad para refugiarme en un supuesto mundo espiritual (Luc 10:25-37)
Parte de lo que es ser cristiano va por el camino de preguntarnos como cultivar nuestras vocaciones, como desarrollar nuestras capacidades, como hacer un aporte cristiano a la sociedad, como desarrollar una perspectiva cristiana de justicia y amor dentro de la vocación en la que nos ha tocado servir al Señor.
Es la fe la que debe impulsarnos a esto, es la doctrina cristiana (la Palabra de Dios no adulterada), el Evangelio, lo que debe guiar e inspirar nuestro cultivo del huerto: ver y vivir la vida en la sociedad para la gloria de Dios.
La redención trae como consecuencia la restauración de la relación de los individuos con Dios, pero esto produce ondas horizontales de choque en la sociedad por las cuales nos beneficiamos todos; estos beneficios son en términos de una reforma de la sociedad de acuerdo con la ley de Dios (Col 1:20, Mat 5:13-16, Mat 13.33, Hch 17.6).


BIBLIOGRAFÍA.

“La Fe Cristiana frente a los desafíos contemporáneos”.
John R. W. Stott.
Libros Desafío. CRC Publications. Primera reimpresión, 1999.

“Caminar con los Pobres”.
Bryant L. Myers.
Ediciones Kairos, 2002.






18 Abr 2009
Referencia: Tema No. 13.