Estudio Bíblico

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La ley del Estímulo.



LA LEY DEL ESTÍMULO.



Enunciado:
La enseñanza tiende a ser más efectiva cuando el alumno es propiamente motivado.
La motivación del estudiante es aún más importante que el IQ.
Hay una motivación impropia, ilegítima cuyos resultados devastadores (Mat 7:21-23, Hch 5.1-5, Hch 8:9-23): la culpa, el engaño con o sin intención, la ambición, el orgullo, etc.


Dos niveles de motivación.
Motivación externa: la que va de afuera de la persona hacia adentro (culpa, recompensas, castigos, aceptación, rechazo, etc.). Puede funcionar eventualmente y temporalmente, pero no es suficiente para toda una vida.
Motivación interna. Dios nunca nos pide que hagamos algo para El hasta que El nos informa lo que ha hecho por nosotros. Nosotros le amamos a El porque El nos amó primero (1 Jn 4:19) y al que mucho se le perdona, mucho ama (Luc 7:47).
Nuestra función es lograr que el estudiante mantenga una motivación interna, que haga lo que se le pide no por obligación sino porque así lo desean.
Una de las mejores maneras de lograrlo es ayudándolos a estar conscientes de su necesidad, a experimentar una necesidad sentida, exponiéndolos a las experiencias de la vida real.


Motivación y entrenamiento.
Motivamos a las personas cuando estructuramos correctamente nuestras experiencias de entrenamiento.
El entrenamiento envuelve cuatro etapas principales:
La etapa de decir: decírselos, ponérselos por escrito, dárselos en audio. Jesús enseñaba a sus discípulos junto con la multitud.
La etapa de mostrar: proveerles un modelo, relacionar la verdad a nuestra vida y a la de ellos de tal manera que cuando la vean en acción dirán “eso es lo que quiero”. Jesús se reunía en casa o en la intimidad con ellos para explicarles más detenidamente las cosas, además de que como vivían con El, las podían ver en acción en la propia vida de Jesús.
La etapa de hacer en una situación controlada: cuando los discípulos trataron de liberar a un endemoniado y no pudieron y lo tuvo que hacer Jesús.
La etapa de hacer en una situación incontrolada de la vida real: cuando los envió a las ovejas perdidas de Israel.
Otro tipo de buen entrenamiento es asignar a los alumnos deberes con responsabilidad, evidenciando que confiamos en ellos. Mientras más ellos más pongan en algo, más lo van a apreciar; mientras más grande la inversión, mayor es el interés.


Motivación y toque personal.
Cuando la enseñanza tiene el nombre del alumno escrito en ella, cuando ve que su nombre está en todo el Libro y es personal, hará una gran diferencia en su nivel de motivación.
Desarrollar una confianza firme en Su habilidad para transformar a las personas.
Confiar en el Espíritu Santo: si no confiamos en El nuestro impacto será limitado (será en nuestras fuerzas no en las de El).
Todos sin excepción pueden ser motivados para aprender, aunque no al mismo tiempo, ni por la misma persona, ni en la misma forma.
El tiempo de la cosecha no está en nuestras manos: unos siembran, otros riegan, otros cosechan (1 Cor 3:6).
Dios siempre va a hacer algo en la vida de los alumnos pero en Su tiempo, no en el nuestro (Ecle 3:11).
No somos la respuesta de Dios para cada individuo, para eso esta el Cuerpo de Cristo (1 Cor 12).


Motivación creativa.
Dios motiva a las personas de diferentes maneras: necesitamos ser creativos y usar métodos variados.
Nunca prohíba sin proveer. No basta decir “no hagas eso” sin también decir “puedes hacer esto”
La comunidad evangélica, en mayor o menor medida, muestra la tendencia a matar toda creatividad debido al tradicionalismo, legalismo. Esto es algo que necesita superar para formar hombres y mujeres más efectivos para el Reino de Dios.


El motivador, motivado.
Si el maestro no está motivado no puede impartir motivación a sus alumnos. No podemos dar lo que no tenemos (Prov 23:7).
Solo las personas motivadas pueden actuar como agentes de cambio.



07 Ene 2009