Estudio Bíblico

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La masculinidad y la feminidad según Dios.



LA MASCULINIDAD Y LA FEMINIDAD.




EL LUGAR DEL HOMBRE-VARÓN.
La creación del hombre en primer lugar determina su posición en el matrimonio, la familia, la iglesia y la nación: el responsable delante de Dios por ellos.
Implica que la clave para construír infraestructuras sociales fuertes y duraderas (matrimonios, familias, iglesias y naciones) es el hombre.
Y la cuestión de ser hombre es una cuestión de identidad y propósito, más que de funciones.
Cuando los hombres ignoran su verdadera identidad, esto afecta su vocación y su propia realización como hombres, y no solo ello sino que también afecta a la realización y vocación de sus familias y de la sociedad como un conjunto.
Esto se debe a que de la manera como anda el hombre, así también anda la familia, la sociedad y el mundo entero.



LA BASE PARA LA MASCULINIDAD (Y/O LA FEMINIDAD).
La identidad de una persona se encuentra en su propósito y no en sus funciones.
La identidad determina el propósito y al enfrentarse al ambiente en el cumplimiento de ese propósito se determinan las funciones.
Si el ambiente cambia, cambian las funciones.
El propósito central de los hombres (y las mujeres) trasciende más allá de la cultura y de las tradiciones.



LA FUENTE DE LA IDENTIDAD Y EL PROPÓSITO.
El conocimiento de lo que significa ser un verdadero hombre no puede ser adquirido por medio de observar la cultura (con el agravante de que la de hoy está completamente confundida)  Prov 16:25.
El propósito de cualquier cosa solo se puede encontrar en la mente de su creador y el ser humano en general, y el hombre en particular, no es la excepción.
Los hombres necesitan una identidad dada por Dios para que puedan llegar a cumplir su verdadero propósito.



PRINCIPIOS SOBRE EL PROPÓSITO.

Dios es un Dios de propósitos. Todo lo que Dios crea tiene un propósito.
El propósito de alguna cosa determina su naturaleza, su diseño y sus características.
Todo lo que Dios planea es intencional, tiene significado y tiene en sí mismo la garantía para tener éxito.
Y el hombre no es la excepción.

Como los hombres nos hemos separado de Dios y tomado nuestros propios caminos (Prov 16:25), no conocemos todos los propósitos de Dios para nosotros.
Cuando queremos descubrir el propósito de alguna cosa, nunca le preguntamos al producto, leemos el manual del fabricante.
Si no conocemos el propósito de nuestra vida, solo estamos experimentando con ella (Prov 29:18).
Cuando no se conoce el propósito, el abuso es inevitable (Ose 4:6).

Dios colocó nuestro propósito dentro de nosotros mismos; para poder sacarlo necesitamos la ayuda de la sabiduría y de la revelación de Dios (Efe 1:17-19).
Encontramos nuestro propósito solo en la mente de nuestro Creador (Jn 15:5).
El propósito de Dios es la clave para nuestra satisfacción y para nuestra completa realización.
Cuando acudimos a Dios, El sabe como restaurar el tiempo que perdimos cuando no conocíamos nuestro propósito (Joe 2:25).



05 Ene 2009