Estudio Bíblico

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Las actitudes del discípulo (3).



ENSEÑANZA No. 37.

LAS ACTITUDES DEL DISCÍPULO (3),



Objetivos de la enseñanza.
Entender que las actitudes son el resultado de nuestros pensamientos y que los pensamientos derivan del carácter y de los principios que les dan soporte en nuestro corazón.
Conocer los principios que enseñó y aplicó Cristo en su vida, para entenderlos y aplicarlos en la nuestra.
Prepararnos para desarrollar y manifestar el fruto del Espíritu en circunstancias específicas, manifestando las mismas actitudes de Cristo.
Entender los principios relacionados con las actitudes de un discípulo, para aplicarlas y desarrollarlas de manera permanente en nuestras vidas.
Conocer las actitudes y los principios de humildad y mansedumbre y hambre y sed de justicia para entenderlos y aplicarlos en nuestra vida.


Humildad y mansedumbre (vrs. 5).
No son mera amabilidad o una disposición afable, ni servilismo o debilidad de carácter (eso es pusilanimidad). Más bien es una fortaleza interior que implica el control de fuerzas y potencias, la auto-sujeción, las fuerzas del carácter firmemente sujetadas al Espíritu (Mat 11:28-30).
Son la parte del fruto del Espíritu que nos permiten soportar las provocaciones y las contrariedades sin ira, permaneciendo en silencio o dando una respuesta suave (Isa 53:6-12, Heb 12.2).
Los humildes y mansos son, en consecuencia, aquellos que permanecen serenos mientras otros cometen locuras. Aquellos que con mucha paciencia se mantienen dueños de sí mismos al mismo tiempo que enfrentan y solucionan las contrariedades.
El humilde y manso es alguien que solo se enoja en el momento correcto, en la medida correcta y por la razón correcta (Mat 21:12, Mar 11:15). Nunca cederá si está en juego un principio, pero tendrá la fortaleza de ceder cuando se trata de una ventaja puramente personal, no insistiendo sobre sus derechos propios ni reclamando que se haga su voluntad (Luc 22:42).
Si es herido, no buscará venganza; si es insultado, no amenazará; (Isa 53:6-12, Heb 12:2), cuando es traicionado no responderá de la misma manera; y si es tratado injustamente, no se desquitará. No se defiende cuando es criticado; no responde con mal a aquellos que lo persiguen; perdona a los que le ofende; no tiene una mentalidad de queja ni de murmuración (Rom 12:21).
Aquellos que aceptan los tratos de Dios como buenos, sin resistirlos, ni discutirlos, sin quejarse ni murmurar o contender contra El (Job 2.10, Rom 8:28-29).
Requiere cambiar nuestra mentalidad de vengarnos, de reaccionar, de no perdonar, de tomar la justicia en nuestras propias manos (Rom 12.2, Efe 4:22-24), despojándonos del viejo hombre y vistiéndonos del nuevo.


Hambre y sed de justicia (vrs. 6).
Uno que vive anhelando todo el tiempo la rectitud moral y espiritual de Dios para su corazón y vida y vive en un estado permanente de rectitud, integridad y temor de Dios (Sal 15).
Es un apasionado deseo por la santidad, no un anhelo, no una posibilidad, ni una opción, sino un vehemente e insaciable deseo, un propósito firme, una convicción, un compromiso (1 Ped 1.13-15).
El objetivo al que apunta es a la justicia de Dios, a una semejanza de Cristo tanto en apariencia como en conducta. Es el deseo de ser profundamente semejantes a Cristo con tal intensidad que excluye todo interés secundario (Rom 8:28-29, Jn 4:23).
Son los que han descubierto que la persona verdaderamente feliz es aquella que camina en santidad (Heb 12:14, Sal 16:11).
Odian el pecado, desean y tienen hambre de santidad y de tener una correcta relación con Dios. Tienen al día sus cuentas con El (Sal 101:3).
Requiere cambiar nuestra mentalidad antigua, corrupta, de mentira e hipocresía, religiosa, por una mentalidad recta y justa (Rom 12.1-2).


Preguntas para autoevaluación.
¿Cuándo las circunstancias son adversas, manifiesto humildad y mansedumbre, o por el contrario, ira, , falta de control, defensa de mis derechos, etc.?
¿Soy quejoso delante de Dios, pienso que Dios tiene un trato injusto conmigo?
¿Cuándo las cosas y/o las circunstancias y/o las personas no son o hacen como yo quiero, igual le doy gracias a Dios y continuo adelante?
¿Es en mi vida prioritario que el carácter de Cristo sea formado en mí?
¿Tengo una necesidad profunda de santidad en mi vida o simplemente es algo que me gustaría alcanzar?
¿Anhelo estar en la presencia de Dios o solo es algo que necesito hacer cuando estoy en problemas?
¿Cuáles son las cosas en mi vida donde me es más difícil mostrar humildad?
¿Qué necesito hacer para desarrollar en mayor grado una actitud de humildad en esas situaciones?
¿Cuáles son las cosas en mi vida donde me es más difícil mostrar mansedumbre?
¿Qué necesito hacer para desarrollar en mayor grado una actitud de mansedumbre en esas situaciones?
¿Cuáles son las cosas en mi vida donde me es más difícil mostrar santidad?
¿Qué necesito hacer para desarrollar un mayor grado de santidad en esas situaciones?
Todo lo que necesito hacer, de acuerdo a las respuestas anteriores, ¿cómo y cuando lo haré y qué resultados espero como consecuencia?


23 Dic 2008
Referencia: Enseñanza 37.