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El testimonio del discípulo y la levadura.



EL TESTIMONIO DEL DISCÍPULO Y LA LEVADURA (MAT 13:33).


Objetivos de la enseñanza.
Mejorar nuestro conocimiento de la importancia que el Señor le da a nuestro testimonio.
Mejorar y motivar la focalización de nuestro testimonio en aquellas áreas y cosas que para Dios son más relevantes.
Mejorar nuestra motivación y responsabilidad para crecer con respecto a nuestro testimonio para que este sea más efectivo para Dios.
Mejorar nuestra comprensión de que somos agentes activos de Dios para la transformación que El quiere hacer del mundo, estableciendo Su Reino y Gobierno sobre todas nuestras áreas de la vida y actividad.


La levadura.
La levadura es un agente activo que, involucrándose dentro de la masa de harina para hacer pan, por ejemplo, opera como un agente de transformación de las cualidades de la masa para mejorarlas.
Una característica de la levadura es que su acción no requiere de su presencia en grandes cantidades. Un poco es capaz de transformar toda la masa.
Igualmente los creyentes, según la evidencia histórica, no necesitamos ser una gran cantidad para afectar positivamente nuestras comunidades, transformándolas en dirección al propósito de Dios. Lo evidencia la acción de Jesús, de los apóstoles y de Pablo. Fueron pocos (de hecho el ministerio de algunos de ellos, por no haber sido un ministerio de grandes números, sería calificado hoy como un fracaso ministerial) pero transformaron el mundo de su tiempo (Hch 17.6).
Igualmente nosotros, aunque fuéramos pocos (y no lo somos), siendo efectivos de acuerdo a los propósitos y planes de Dios, podríamos tener un impacto sobre la transformación de nuestras comunidades y naciones.
El problema es que como iglesia nos hemos aislado de los asuntos del mundo, hemos perdido la perspectiva de lo que sucede en el mundo y por qué, y nos hemos concentrado exclusivamente en los asuntos de la vida eterna y del cielo, y por ello, no hemos podido actuar como levadura, transformándolos.
Jesús no nos enseñó que nos aisláramos del mundo. El nos enseñó que no éramos del mundo en cuanto a que no estábamos bajo el maligno, ni pensábamos ni nos comportábamos como el mundo, pero que seguiríamos en el mundo para influírlo como El lo influyó.
Jesús quiere establecer Su Reino en la tierra (en todas las cosas terrenales) como está establecido en el Cielo. Quiere que Su voluntad sea hecha en la tierra como se hace en el cielo (Mat 6.10, Efe 1:9-10, Col 1:15-20).
Pero eso no lo va a hacer Dios directamente, ni Sus ángeles. Ello nos corresponde a los creyentes. Somos los ministros de la reconciliación para reconciliar todas las cosas con Dios (2 Cor 5.18-20). El mundo, la creación entera está esperando nuestra manifestación como hijos de Dios para ser liberada (transformada) de la corrupción a la que fue sometida por el pecado (Rom 8:19-21) a la libertad de los hijos de Dios (al plan original de Dios para ella) y Jesús no va a venir por segunda vez hasta que la Iglesia someta todas las cosas a Cristo (Heb 10:12-13).
2 Cro 7:14 nos enseña que la sanidad de la tierra, la solución de los problemas de la tierra, no depende de los gobiernos ni directamente de Dios, depende de que el pueblo de Dios (la iglesia) le busque y se arrepienta de sus malos caminos (pecado y aislamiento) y se involucre activamente en la solución de los problemas (1 Cro 12:32).
Dios va a actuar cuando la Iglesia haga lo que le corresponda, como cuando Moisés estaba frente al Mar Rojo con los egipcios arrinconándolos. Moisés le dijo a Dios que hiciera algo, pero Dios le dijo que El ya le había equipado, dado las instrucciones y dado la autoridad y que las usara para resolver el problema.
En Prov 29:2 la Palabra nos enseña que cuando el justo domina, el pueblo se alegra. Ello implica que cuando los asuntos del justo están bajo su dominio de acuerdo con la Palabra de Dios, todo a su alrededor es bendecido, solucionado, arreglado, y ello trae bendición a todas las personas que están a nuestro alrededor (Gen 12:1-3).
Cuando vivimos bajo el gobierno de Dios en todas las cosas (finanzas, administración, profesión), las áreas de nuestra vida (matrimonio, familia, trabajo, ciudadanía, iglesia) y las actividades que realizamos (trabajo, negocios, vida social, vida ciudadana, etc.), obedeciendo la Palabra de Dios, todo va a ser transformado y se va a incrementar la influencia del Reino a nuestro alrededor.


Conclusiones.
Todos los creyentes somos potencialmente una gran influencia para el mundo circundante, y estamos llamados para serlo en medio de nuestras circunstancias, dirigiendo a otros en su beneficio permanente (Mat 13.33, Rom 8:19-21, Col 1.15-20).
Todos los creyentes, por estar en Cristo y ser imagen de Dios tenemos una aptitud básica para ejercer influencia que nos viene dada desde el cielo, pero solo los discípulos van a ejercer esa influencia en plenitud, porque su expresión y desarrollo dependen, en definitiva, de la disciplina personal.
Un mundo asustado, en tinieblas y franco deterioro está buscando influencia, a aquellos que tengan una visión y puedan deliberadamente ejercer una influencia especial para mover a un grupo o a un país hacia metas de beneficio permanente que llenen las auténticas necesidades de las personas, y ello solo lo podrá encontrar entre los discípulos de Cristo.
Solamente los discípulos que reconozcan la autoridad de Jesucristo y se basen en la Biblia podrán mostrarle al mundo el camino que conduzca a los verdaderos valores de la vida y poder desactivar la bomba de personas enfurecidas a punto de estallar en este mundo (2 Cor 5.17-20).
El mundo ansía con desesperación a los discípulos que posean la habilidad y el valor para iluminar con la verdad, mostrando que "la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee" (Luc 12:15).
El discipulado no es una opción. La crisis del mundo actual es una crisis por falta de influencia ética, de dirección trascendente, Y ello solo lo pueden aportar al mundo los discípulos.


Preguntas para autoevaluación.
¿Qué comprendió usted de la enseñanza de que somos levadura para Dios?
¿Qué entiende usted desde la perspectiva de los últimos tres estudios (que somos sal, luz, ciudad sobre un monte y levadura), de Rom 8.19-21?
¿Cómo entiende, desde la misma perspectiva, Col 1:15-20?
¿Cómo entiende, desde la misma perspectiva, Mat 6:9?
¿Cómo entiende, desde la misma perspectiva, 1 Cro 12:32?
¿Qué dificultades está teniendo con respecto a los conceptos enunciados en este último estudio? ¿Por qué?
¿Qué va a hacer al respecto?
¿Qué puede hacer para ser un más efectivo agente de transformación de Dios en su vida personal?
¿Y en su vida familiar?
¿Y en su vida laboral?
¿Y en su vida social?


23 Dic 2008
Referencia: Enseñanza 13.