El Espíritu Santo y la Seguridad Eterna. El año agradable del Señor (4).
EL ESPÍRITU SANTO Y LA SEGURIDAD ETERNA.
La seguridad eterna implica la seguridad de nuestra salvación.
• No depende de nosotros, sino que es un don de Dios (Efe_1:13-14, Efe_4:30).
• Arras: garantía.
• Si verdaderamente somos salvos, tenemos el Espíritu Santo en nosotros y nos mantenemos firmes en nuestra fe (Col_1:23, Efe_6:11-13).
La Salvación: un regalo de Dios, no por obras para que nadie se jacte.
• Un regalo, un don de Dios (Efe_2:8-9).
• Y un regalo, el que lo da no lo puede quitar, es irrevocable (Rom_11:29, Rom_8:31-37).
• De parte de Dios no lo podemos perder (1Ts_5:9, 1Pe_1:5).
• Pero de parte nuestra si lo podemos hacer perdido (si no lo cuidamos, no lo valoramos, no lo apreciamos).
Obviamente, esta seguridad, como mencionamos anteriormente, es para aquellos que verdaderamente son salvos, es decir:
1) Recibieron por el Espíritu Santo convicción de pecado (Jua_16:7-11).
2) Se arrepintieron genuinamente de su vieja manera de vivir y están viviendo en una dirección contraria a lo que vivían antes de conocer a Cristo (Mat_4:17).
3) Reconocieron en su corazón que Jesús es el Hijo de Dios que se encarnó y vino a morir a la Cruz para el perdón de nuestros pecados, que Dios lo resucitó de los muertos y que es el Señor (Dueño y Quién manda) de nuestras vidas (Rom_10:8-10).
4) Nacieron de nuevo y recibieron una nueva naturaleza que implica una nueva orientación hacia la obediencia a Cristo, a Su Palabra (2Co_5:17, 2Pe_1:3-4, 1Pe_1:13-14).
5) Son morada del Espíritu Santo y guiados por Él (1Co_6:19, Rom_8:14).
6) Tienen testimonio en su ser interior de que son hijos de Dios, con absoluta certeza y convicción (Rom_8:15-16).
7) Su vida va en crecimiento, en aumento, en cuanto al conocimiento de Dios y a una forma de vida que le agrada a Él y su carácter está siendo transformado cada día al carácter de Cristo (Pro_4:18, Fil_1:6, 2Co_3:18).
Ello puede implicar que no todos los que asisten a una iglesia o se dicen cristianos realmente sean salvos.
• La salvación implica frutos de arrepentimiento (Mat_3:8, Luc_3:8).
• En el Reino de Dios (una de cuyas expresiones es la iglesia) crecen juntos el trigo (los hijos de Dios) y la cizaña (los hijos del maligno) (Mat_13:24-30).
Y todo ello es posible, no por nuestras propias capacidades o habilidades, sino por la impartición del Espíritu Santo que Dios hace a favor de nosotros en el momento de la salvación (Hch_1:8, Fil_1:6).
• El Espíritu Santo es la esencia del poder de Dios que nos ha sido dado para ser salvos y para vivir la vida de salvos de una manera creciente.
• El Espíritu Santo es una manifestación tangible, concreta, maravillosa y espectacular del año agradable del Señor.
• En el Antiguo Testamento el Espíritu Santo no era dado de forma permanente a ninguna persona (Sal_51:11).
• En el Nuevo Testamento, a los creyentes limpiados con la Sangre del Cordero, nos es dado de forma permanente, para que esté con nosotros para siempre (Jua_7:37-39, Jua_14:16).
La clave en la seguridad de nuestra salvación está en el Espíritu Santo en nosotros.
• Obra en nosotros en dos diferentes etapas de nuestro caminar cristiano.
• En la salvación y en la vida cristiana.
Después del Padre y del Hijo, Él es el Regalo, la Promesa, la Bendición (Hch¬_2:38-39, Eze_36:24-27, Joe_2:28-32, Hch_2:17-18).
La seguridad eterna implica la seguridad de nuestra salvación.
• No depende de nosotros, sino que es un don de Dios (Efe_1:13-14, Efe_4:30).
• Arras: garantía.
• Si verdaderamente somos salvos, tenemos el Espíritu Santo en nosotros y nos mantenemos firmes en nuestra fe (Col_1:23, Efe_6:11-13).
La Salvación: un regalo de Dios, no por obras para que nadie se jacte.
• Un regalo, un don de Dios (Efe_2:8-9).
• Y un regalo, el que lo da no lo puede quitar, es irrevocable (Rom_11:29, Rom_8:31-37).
• De parte de Dios no lo podemos perder (1Ts_5:9, 1Pe_1:5).
• Pero de parte nuestra si lo podemos hacer perdido (si no lo cuidamos, no lo valoramos, no lo apreciamos).
Obviamente, esta seguridad, como mencionamos anteriormente, es para aquellos que verdaderamente son salvos, es decir:
1) Recibieron por el Espíritu Santo convicción de pecado (Jua_16:7-11).
2) Se arrepintieron genuinamente de su vieja manera de vivir y están viviendo en una dirección contraria a lo que vivían antes de conocer a Cristo (Mat_4:17).
3) Reconocieron en su corazón que Jesús es el Hijo de Dios que se encarnó y vino a morir a la Cruz para el perdón de nuestros pecados, que Dios lo resucitó de los muertos y que es el Señor (Dueño y Quién manda) de nuestras vidas (Rom_10:8-10).
4) Nacieron de nuevo y recibieron una nueva naturaleza que implica una nueva orientación hacia la obediencia a Cristo, a Su Palabra (2Co_5:17, 2Pe_1:3-4, 1Pe_1:13-14).
5) Son morada del Espíritu Santo y guiados por Él (1Co_6:19, Rom_8:14).
6) Tienen testimonio en su ser interior de que son hijos de Dios, con absoluta certeza y convicción (Rom_8:15-16).
7) Su vida va en crecimiento, en aumento, en cuanto al conocimiento de Dios y a una forma de vida que le agrada a Él y su carácter está siendo transformado cada día al carácter de Cristo (Pro_4:18, Fil_1:6, 2Co_3:18).
Ello puede implicar que no todos los que asisten a una iglesia o se dicen cristianos realmente sean salvos.
• La salvación implica frutos de arrepentimiento (Mat_3:8, Luc_3:8).
• En el Reino de Dios (una de cuyas expresiones es la iglesia) crecen juntos el trigo (los hijos de Dios) y la cizaña (los hijos del maligno) (Mat_13:24-30).
Y todo ello es posible, no por nuestras propias capacidades o habilidades, sino por la impartición del Espíritu Santo que Dios hace a favor de nosotros en el momento de la salvación (Hch_1:8, Fil_1:6).
• El Espíritu Santo es la esencia del poder de Dios que nos ha sido dado para ser salvos y para vivir la vida de salvos de una manera creciente.
• El Espíritu Santo es una manifestación tangible, concreta, maravillosa y espectacular del año agradable del Señor.
• En el Antiguo Testamento el Espíritu Santo no era dado de forma permanente a ninguna persona (Sal_51:11).
• En el Nuevo Testamento, a los creyentes limpiados con la Sangre del Cordero, nos es dado de forma permanente, para que esté con nosotros para siempre (Jua_7:37-39, Jua_14:16).
La clave en la seguridad de nuestra salvación está en el Espíritu Santo en nosotros.
• Obra en nosotros en dos diferentes etapas de nuestro caminar cristiano.
• En la salvación y en la vida cristiana.
Después del Padre y del Hijo, Él es el Regalo, la Promesa, la Bendición (Hch¬_2:38-39, Eze_36:24-27, Joe_2:28-32, Hch_2:17-18).
14
Feb
2024