Perlas de la Palabra. La ley del Crecimiento.
Todo lo creado por Dios obedece a una ley "natural": la del crecimiento.
• Todo lo vivo nace, crece y se desarrolla.
• Cuando deja de crecer y desarrollarse muerte.
• Y lo mismo que sucede en lo natural sucede en lo espiritual.
Si no crecemos en nuestra vida espiritual, tarde o temprano, sin estar muertos físicamente, moriremos o languideceremos en nuestra vida espiritual:
• El amor se enfriará (Mat_24:12). o
• Nos apartaremos hacia enseñanzas irrelevantes según nuestras propias concupiscencias (2Ti_3:1-5, 2Ti_4:3-4) o
• Peor aún, podríamos apostatar de la fe (1Ti_4:1).
En la vida terrenal nos enfocamos en crecer económica, posicional, personal y familiarmente, lo cual no está mal.
• Pero lo natural deviene de lo espiritual (Heb_11:3).
• Nuestro crecimiento en lo natural, para ser efectivo, permanente y de bendición, requiere que sea derivado de nuestro crecimiento espiritual (Pro_4:18, Mat_6:33).
• Por ello necesitamos esforzarnos más en nuestro crecimiento espiritual que en nuestro crecimiento natural o terrenal.
• Si nos estamos enfocando más en nuestro crecimiento terrenal que en el espiritual, es en lo terrenal que está nuestro tesoro, no en Dios, y por lo tanto, no estamos amando a Dios con todo nuestro ser (Mat_22:37-38) que es el primero y más importante mandamiento de la Palabra de Dios.
• Y ello implica entonces que seamos más amigos del mundo que de Dios, y los amigos del mundo, al final, son enemigos de Dios.
No solo necesitamos ser salvos y asistir a nuestras actividades congregacionales: necesitamos dedicarnos con energía a nuestro crecimiento espiritual: al conocimiento de la Palabra (Mat_4:4, Jua_5:39, Jua_17:3) y a la comunión con el Padre, por medio del Hijo a través del Espíritu Santo (Jua_14:6, Stg_4:5).
• Todo lo vivo nace, crece y se desarrolla.
• Cuando deja de crecer y desarrollarse muerte.
• Y lo mismo que sucede en lo natural sucede en lo espiritual.
Si no crecemos en nuestra vida espiritual, tarde o temprano, sin estar muertos físicamente, moriremos o languideceremos en nuestra vida espiritual:
• El amor se enfriará (Mat_24:12). o
• Nos apartaremos hacia enseñanzas irrelevantes según nuestras propias concupiscencias (2Ti_3:1-5, 2Ti_4:3-4) o
• Peor aún, podríamos apostatar de la fe (1Ti_4:1).
En la vida terrenal nos enfocamos en crecer económica, posicional, personal y familiarmente, lo cual no está mal.
• Pero lo natural deviene de lo espiritual (Heb_11:3).
• Nuestro crecimiento en lo natural, para ser efectivo, permanente y de bendición, requiere que sea derivado de nuestro crecimiento espiritual (Pro_4:18, Mat_6:33).
• Por ello necesitamos esforzarnos más en nuestro crecimiento espiritual que en nuestro crecimiento natural o terrenal.
• Si nos estamos enfocando más en nuestro crecimiento terrenal que en el espiritual, es en lo terrenal que está nuestro tesoro, no en Dios, y por lo tanto, no estamos amando a Dios con todo nuestro ser (Mat_22:37-38) que es el primero y más importante mandamiento de la Palabra de Dios.
• Y ello implica entonces que seamos más amigos del mundo que de Dios, y los amigos del mundo, al final, son enemigos de Dios.
No solo necesitamos ser salvos y asistir a nuestras actividades congregacionales: necesitamos dedicarnos con energía a nuestro crecimiento espiritual: al conocimiento de la Palabra (Mat_4:4, Jua_5:39, Jua_17:3) y a la comunión con el Padre, por medio del Hijo a través del Espíritu Santo (Jua_14:6, Stg_4:5).
01
Dic
2023