Estudio Bíblico

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Las parábolas del Reino y la Parábola del Sembrado.



Las parábolas del Reino.

Las parábolas son "imágenes" que se hablan, pero que tienen el poder de resumir, en una imagen corta, un gran contenido para todo aquel que está despierto y abierto a escucharlas y meditarlas.
• Los, los expertos en comunicación dicen que "una imagen habla más que mil palabras".
• Pero este principio no es nada nuevo, se encuentra en la Biblia desde hace miles de años, en el uso que el Padre hace de ellas en el Antiguo Testamento (que las hay, Ose_12:10) y en el uso que Jesús hace de ellas en el Nuevo Testamento.
• De hecho, Jesús, explica el uso de ellas (Mat_13:10-17).
• Mat_13:11-15. Los incrédulos tienen cegados los ojos de su entendimiento para que no les resplandezca la luz del Evangelio (2Co_4:4). Una imagen, si se le pone atención, y se medita en ella, abre el entendimiento más que las palabras.
• Mat_13:16-17. Para los creyentes que tienen los ojos y el entendimiento abierto a la Palabra, resultan aún más poderosas las parábolas porque el significado de ellas se amplia enormemente.
• El beneficio de las parábolas:
• Fácilmente nos olvidamos de las palabras, pero no de las figuras, de las imágenes.
• Nos recordamos de ellas con más facilidad, y más seguridad (de una manera más completa).
• Son aplicables a nuestro tiempo, cultura, y situaciones porque, en primer lugar, la Palabra es Viva y Eficaz (Heb_4:12) y en segundo lugar, porque las figuras son atemporales, sin ninguna dificultad se pueden trasladar a nuestra época y siguen siendo actuales las figuras que utiliza.
• Cada uno la "ve" y la adapta según su experiencia propia a su situación personal.
• Son explicaciones simplificadas de principios que expresados teóricamente podrían ser difíciles de comprender.
• Hasta las personas con la menor preparación educativa las pueden entender fácilmente (no así muchas de las palabras que los predicadores pueden utilizar).
• Por el otro lado, muchas de las parábolas le dan respuesta a nuestros problemas cotidianos (pecado, ambiente pecaminoso, la necesidad de interiorizar la Palabra, las actividades necesarias para el crecimiento personal del creyente, etc.,) que son necesidades y situaciones de ayer, hoy y siempre.
• Son clarificadoras de las doctrinas bíblicas, son un instrumento eficaz para entenderlas de mejor manera, y ser, de esa forma, edificados y que se nos queden grabadas no solo en la mente sino en el corazón.
• No son de aplicación a una sola situación en la vida sino a múltiples situaciones (son fácilmente adaptables a muchas de ellas, por ejemplo, la parábola del hijo pródigo, la parábola del buen samaritano, la de la oveja perdida, etc.).
• No hablan de un solo asunto, nos hablan de muchos asuntos a la vez si somos perceptivos y nos aplicamos a conocerlas.
• Requieren lo mismo que toda la Palabra (porque son parte integral de ella).
• Que las meditemos, que tengamos en ellas nuestra delicia.

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• La parábola del sembrador (Mat_13:18-23, Mar_4:13-20, Luc_8:11-15).
• Poner atención a la Palabra, meditarla, entenderla y ponerla por obra.
• El sembrador (los predicadores, los maestros, de la Palabra).
• El terreno es el corazón.
• 6 clases de terreno.
• La mala tierra:
• A la orilla del camino: no tener un corazón dispuesto a la Palabra. Cualquier distractor desvía nuestra atención.
• No creen, no la guardan, no la obedecen.
• Entre pedregales: no tener un corazón dispuesto a enfrentar los retos que implica aplicar la Palabra. Una recepción emocional de la Palabra pero sin firmeza de carácter..
• En un principio reciben la palabra con gozo (emocionalismo).
• Creen por algún tiempo.
• En el tiempo de la prueba, la tribulación, la persecución, tropiezan.
• Entre espinos: no tener un corazón dispuesto a dejar lo mundano por Cristo. Implica recibir la Palabra, pero cuando se opone a los deseos mundanos, entonces la Palabra pasa a un segundo plano, no la aplican, la olvidan intencionalmente (1Jn_2:15-17).
• Los afanes (vanagloria).
• Las riquezas (deseos de los ojos).
• Los placeres de la vida (deseos de la carne).
• No llevan fruto.
• La buena tierra (va a depender de nuestro compromiso, de nuestra disposición en oír, entender y aplicar la Palabra).
• Luc_8:15: corazón bueno y recto retienen la Palabra oída y dan fruto con perseverancia.
• Al 30.
• Al 60.
• Al 100.
• ¿Cómo relacionarnos con la Palabra de Dios? (Sal_1:1-3).
• Meditarla:
• Dedicar tiempo para leerla despacio.
• Escucharla (Rom_10:17, Deu_6:3).
• Entenderla y comprenderla.
• Pensar todo lo que significa lo que hemos leído (estudiarla, escudriñarla, Jua:5:39).
• Examinar lo que nos está enseñando e instruyendo (2Ti_3:16-17).
• Examinarnos a nosotros mismos con respecto a ella (Heb_4:12).
• Identificar las áreas de nuestra vida que necesitamos cambiar para vivir según la voluntad de Dios (Mat_7:21).
• Escribirla (Deu_6:9).
• Compartirla, enseñarla (Deu_6:7, 2Ti_2:2).
• Memorizarla (Deu_6:7).
• Atesorarla, guardarla en el corazón.
• Ponerla en práctica diariamente (Deu_6:1-3, Jos_1:7-8).
• Tener en ella nuestra delicia.
• La Palabra nos ofrece bienaventuranza (ser sumamente dichosos).
• Nos recuerda las promesas de Dios en tiempos de aflicción (calma, seguridad, fortaleza, paz).
• Nos da a conocer secretos muy guardados y tesoros escondidos (Isa_45:3) y cosas que no conocemos (Jer_33:3) que están reservadas para nosotros, los que creemos (2Co_2:9).
• Es una delicia en la medida en que aprendemos a saborearla, a disfrutarla, a escudriñarla y comenzar a encontrar sus perlas (Mat_4:4) (Jer_15:16, Sal_119:103, Eze_3:3).
• La consecuencia: el Señor cuida el sendero de los justos.
• Nos guía por sendas de justicia por amor a Su Nombre (Sal_23:3).
• Aunque andemos en valle de sombre de muerte Él estará con nosotros guiándonos a la victoria (Sal_23:4).
• Y lo hace, guiándonos por Su Palabra (Sal_119:105) y por Su Espíritu (Jua_16:13).
• O lo hace con su disciplina firme pero amorosa (Heb_12:5-11).

08 Jun 2023