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Gal 2:17-21. Descubriendo al legalista escondido en nosotros.



Gal 2:17-21. Desenmascarando al legalista que está escondido en nosotros.

El antecedente de este pasaje: La transgresión de Pedro, de haberse conducido como los gentiles (en la Gracia) antes de que vinieran los judaizantes y haberse conducido como ellos cuando estaban presentes (en la ley).
• La cuestión estaba en que la Iglesia de Jerusalén, hasta ese momento no había definido un solo camino para los cristianos:
o Los que eran cristianos judíos siguieran viviendo como judíos, observando la circuncisión y la ley.
o Los que eran cristianos gentiles eran libres de esas obligaciones.
o Sin embargo los judaizantes querían imponer su modo de vida a los gentiles.

Una de las cosas más difíciles de la vida en Cristo es, por esa parte engañosa y perversa de nuestro corazón no regenerado (el ego), discernir entre lo que es vivir en la gracia y vivir en la ley, entre la ley y el evangelio.
• Y precisamente esa dificultad fue la que experimentó en sus principios la Iglesia del Libro de Hechos, como la experimentamos cada uno de nosotros cuando comenzamos a caminar en Cristo y que solo se clarifica en la medida en la que nos sumergimos en la Palabra de Dios y en la comunión del Espíritu Santo que nos enseña todas las cosas.

Estaba claro que las cosas no podían seguir así: la consecuencia inevitable sería la de dos tipos de cristianos en la iglesia (división).
• Cuando Pedro aprobó comer con los gentiles y conducirse como los gentiles (en la Gracia) aprobó que la ley no era el camino, pero al venir los judaizantes se estaba retrayendo de ello (por eso lo reprende Pablo).
La conclusión era múltiple:
• Si alguien después de ser salvo, se vuelve a la ley (a las obras) para alcanzar el favor de Dios, se hace por ello pecador.
• Por la ley somos muertos para la ley (no hay ninguna forma posible de ser justificados, aceptados, tener el favor de Dios, alcanzar la salvación y la vida eterna por las obras de la ley, es un esfuerzo inútil).
o La única manera de alcanzar todo ello es por la Gracia de Dios.
• No podemos ganar nada por las obras; la única manera de ganar todo ello es por la gracia: el ofrecimiento generoso del amor de Dios en Cristo.
• No podía ser que se pretendiera que unos podían venir a Cristo por el cumplimiento de la ley, y otros por la Gracia, era una contradicción total, absoluta.
Había que definir la cuestión de una vez por todas: el único camino es la Gracia y solamente la Gracia.

Gal 2:17.
La ley es la búsqueda de ser justificado y agradar a Dios por mis méritos, mi obediencia, mis obras.
La gracia es la dependencia absoluta en Cristo para se justificado (salvo), agradar a Dios, ser aceptado y bendecido por Él.
• La fe no es una obra, es un regalo dado por Dios (Rom 12:2).
• La obediencia no es una obra, es un regalo dado por Dios en la nueva naturaleza que recibimos.
• Las buenas obras tampoco son nuestras: Dios las determinó de antemano para que anduviéramos en ellas (Efe_2:10); querernos adjudicar es usurpar algo que no es nuestro.
Si la Gracia no fuera el camino de la justificación determinado por Dios y lo fuera la ley, entonces Cristo sería ministro de pecado.
• Habría determinado un camino de salvación contrario a la voluntad de Dios (y eso, por supuesto, no fue así).
o Mi comida es hacer la voluntad de Dios.
o Yo no vine a hacer mi voluntad sino la voluntad de Aquel que me envió.
Cuando buscamos ser justificados en Cristo, estamos reconociendo:
• Que la ley no es el camino (éramos pecadores).
• Que el único y verdadero camino es la Gracia.
Por lo tanto, nos corresponde seguir nuestra vida cristiana en la Gracia (no en la ley, que ya demostró que es inútil para vivir la vida agradable a Dios).
• Ahora, siendo justificados, y pecamos, no es el momento de volvernos a la ley, es de seguir viviendo en la Gracia:
o 1Jn_1:8-10.
o El proceso de que el pecado en nosotros desaparezca es un proceso gradual (Fil 1:6), siempre dependiente de la gracia transformadora de Dios obrando en nosotros para transformar nuestro corazón y del ejercicio del fruto del Espíritu (dominio propio).
o Eso no es un motivo para que no tengamos eso por meta.
Si la ley siguiera vigente, buscando ser justificados en Cristo, estaríamos pecando.
Si habiendo sido salvos por gracia ahora queremos vivir la vida de salvos por la ley, pecamos.

Por otro lado, que nosotros habiendo sido justificados del pecado, aún hay pecado en nosotros, ello no quiere decir que Cristo sea responsable de nuestro pecado.
• El pecado es una decisión propia (Stg_1:12-14).
• Dios no tienta a nadie ni Él puede ser tentado.
• Lo que el Padre nos ofrece en Cristo es perdón de pecados y santificación.


Gal 2:18. Si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.
• Eso sería algo así como cometer suicidio espiritual.
Todos vivimos en algún tiempo en la ley, tratando de agradar a Dios cumpliendo un montón de mandamientos y rudimentos.
• Ellos no nos hicieron salvos.
• Tampoco nos dieron seguridad delante de Dios.
• Más bien nos causaron frustración, desánimo, confusión, desesperación, etc.
• Volver a la ley sería volver a lo mismo anterior (muerte).
Si después de ser salvo por gracia vivo la vida cristiana en la ley, vuelvo a edificar lo que antes destruí (la confianza en la ley en lugar de la confianza en la Gracia del Señor).
• Estoy totalmente equivocado.
• Y peor aún, si enseñara otra vez lo que ya había abandonado.
• Todo ello me hace transgresor, rebelde, violador del pacto, extraviado, pecador y caído.
• En realidad no he de haber sido verdaderamente salvo (tal vez mental o emocionalmente, pero no realmente).

Gal 2:19. Cuando somos salvos por gracia estamos definitivamente muertos a la ley.
• De ninguna manera podemos volver a ella.
• Ya no vivimos para la ley, vivimos para Dios.
• Nuestra concentración no está en el cumplimiento de la ley.
• Nuestra concentración está en agradar a Dios con TODA nuestra manera de vivir.
o La ley del amor: a Dios, al prójimo, a nosotros mismos.
o La ley real: no hacer a otros lo que no quiera que me hagan a mí (Mat_7:12).
o Ser con otros como quisiera que fueran conmigo.

Gal 2:20. Con Cristo estoy juntamente crucificado.
• Eso significa que estoy decididamente comprometido a hacer morir en mí, el viejo hombre que quería ser justificado y agradar a Dios por sus méritos, sus buenas obras, su obediencia.
• Significa confiar total y absolutamente en Cristo para ser salvo, aceptado, amado, provisto, etc., por el Padre.
• Significa también que por agradecimiento a lo que Dios ha hecho por mí, camino en la obediencia a Su Palabra no apoyado en mis méritos, fuerzas, capacidades o habilidades, sino en el poder del Espíritu Santo que vive en mí.
o No recurro a mis fuerzas para obedecer; recurro a la ayuda del Espíritu Santo para lograrlo.
• Significa también que por amor al Padre, a Cristo y al Espíritu Santo, y por la nueva naturaleza que recibí en el nuevo nacimiento, aborrezco y renuncio al pecado (además de que me conviene):
o Los deseos de la carne (autocomplacencia: lujuria, gula, glotonería, lascivia, adicciones, etc.).
o Los deseos de lo ojos (autogratificaión: codicia, avaricia, amor al dinero, materialismo, etc.).
o La vanagloria de la vida (autoexaltación: orgullo, soberbia, jactancia, arrogancia, vanidad, menosprecio a otros, etc.).
• Significa que ya no vivo para mis planes, proyectos, propósitos, etc., sino para los de Dios; que mi agenda ya no es la mía, sino la de Él.
• Significa que ya no soy dirigido por mi ego, sino por la Palabra y por el Espíritu Santo.

Gal 2:21. No desecho la gracia de Dios.
• Si desechara la gracia de Dios para vivir nuevamente en la ley (meritocracia), estaría menospreciando lo que Cristo hizo por mí en la Cruz.
o Jesucristo hizo por mí lo que nunca podría haber hecho por mí mismo.
• No volver a vivir por las obras, seguir viviendo en la fe.
o En muchos casos, somos salvos por gracia, pero inmediatamente nos caen (o nos caemos) encima con un montón de obligaciones: leer la Biblia, orar, congregarnos, diezmar y ofrendar, ayunar, etc.
o Para "pagar" lo que Dios en Cristo ha hecho por nosotros.
o Intento inútil: nunca lo podremos pagar, y tampoco Dios quiere que lo paguemos.
o Solo que lo agradezcamos, que estemos gozosos por ello, y que lo amemos con todo nuestro ser (Jua_4:23-24).




20 Mayo 2022