Estudio Bíblico

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La Gran Misericordia de Dios, nuestro Padre (2)



Luc 15:18-19. Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.

• Inmediatamente a la toma de conciencia de su realidad (el pecado), el mismo Espíritu Santo produjo en él el arrepentimiento como condición indispensable para su retorno genuino (no del diente al labio, no aparente) a su padre. Y eso mismo es lo que hizo el Espíritu Santo en nosotros cuando nos volvimos al Padre, cuando fuímos salvos (si no se ha producido ello en nosotros es que no fuímos verdaderamente salvos y necesitamos volvernos verdaderamente al Padre, de todo nuestro corazón).
• Mat 4:17.
• Luc 5:32.
• Mat 3:11.
• 2 Cor 5:17.
• ¿Qué es el arrepentimiento?
• "Metanoia": un cambio en el sentido contrario (180 grados), de pensamiento, sentimiento, decisión y acción en el sentido contrario de donde se iba.
○ Mat 3:8. "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,"
• ¿Qué implica el arrepentimiento bíblico?
• Convicción de pecado ("volviéndo en si").
• Cambio de pensamiento respecto al pecado ("cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre".
• Cambio de sentimiento ("Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo".
• Cambio de decisión ("me levantaré a iré a mi padre").
• Cambio de acción ("levantándose": en el siguiente versículo).

Luc 15:20. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

• Cuando ese hijo volvió a su padre no encontró en Él más que amor, misericordia y gozo por la vuelta a casa del hijo pródigo. No hubo reproches, ni reclamos, ni quejas respecto al comportamiento del hijo (a pesar de todos los tipos de afrentas que le había hecho al padre --8 por lo menos--).
• "Cuando aún estaba lejos, lo vió su padre". El padre estaba siempre esperando el regreso del hijo, no se desesperó ni dejó de esperar nunca que él volviera a casa.
• "Fue movido a misericordia": cuando el padre lo vió caminar de regreso, en lugar de reproches, reclamos, quejas o jactancias, lo único que tenía en su corazón es un gran amor hacia su hijo que se tradujo en misericordia.
• "Corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó". En la costumbre judía de ese tiempo, un padre no debía ir a buscar al hijo, y mucho menos correr a encontrarlo. Pero el padre, por el gran amor hacia su hijo, no le importó lo que los demás dijeran del hijo (ni de él), salió a su encuentro a recibirlo --no esperó a que el hijo llegará, lo acompañó en la última parte de su viaje de regreso a casa--) y le manifestó su amor también echándose sobre su cuello (abrazándolo, cobijándolo con su amor para compensar todo el sufrimiento vivido por el hijo) y besándolo (signo de aceptación, de un amor inmutable hacia su hijo).
• Y eso mismo es lo que encontramos en el Padre cuando volvimos a casa:
• Siempre nos estuvo esperando de regreso, sin desesperación y sin decaer en la fe y esperanza de ello (Rom 5:8).
• Sin reproches, sin reclamos, sin quejas, sin jactancia ("te lo dije") a pesar de habernos convertido en lo peor del mundo (1 Cor 1:26-31).
• Con una gran misericordia no solo por nuestro pecado, sino por las consecuencias que tuvimos que vivir por ello (perdón y sanidad del dolor).
• No nos esperó a que llegáramos, El mismo vino a nuestro encuentro por el Espíritu Santo y nos acompañó en el viaje de retorno (volviéndonos en sí, produciendo el arrepentimiento en nosotros, y llevándonos de regreso a casa, impartiendo la fe en nuestros corazones para la salvación por gracia (Efe 2:8-9), dándonos la convicción del Señorío de Cristo en nuestros corazones (Rom 10:8-10, 1 Cor 12:3) y recibiéndonos en Su familia (Jn 1:12, Rom 8:14-16).
○ 1 Cor 1.26-31. "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor."
○ Efe 2:8-9.
○ Rom 10:8-10.
○ 1 Cor 12:3.
○ Jn 1:12.
○ Rom 8:14-16.

22 Mar 2022