Estudio Bíblico

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Visión y planificación.



Introducción.
Después que Dios nos ha revelado Su visión para nuestra vida, lo que nos corresponde es apropiárnosla, hacer los planes necesarios para llevarla a cumplimiento, desarrollar nuestro carácter y potencial para alcanzarla, y accionar en ella.
Apropiarnos de la visión.
Hab 2.2-3. "Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, Más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará."
Consiste en que, en comunión con Dios y dirigidos por el Espíritu Santo, imaginemos la visión con el mayor grado de detalle posible, al punto de llegar a sentir que ya estamos en posesión de ella.
Es desarrollar mentalmente la imagen de algo que no tenemos físicamente todavía, pero a la que le puedo otorgar las características que Dios desea y elaborar una imagen mental concreta, clara y nítida, al punto de mantenernos imaginando eso que queremos ("empollarla"), hasta que podamos sentir que es real (Heb 11:1): "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."
Se inicia con un pensamiento.
Requiere que nos relajemos de todo otro pensamiento y nos enfoquemos, concentremos en ella (tomar tiempo para dedicarle a buscar en Dios y desarrollar esa imagen).
Hacer una lista de los objetivos a alcanzar a corto, mediano y largo plazo, en todas las áreas de la vida (todo se relaciona con todo)..
Observar los detalles y hacer una lista de ellos (lo que pensamos y nos apasiona se establece en nuestro corazón; de la abundancia del corazón habla la boca --Luc 6:45--; lo que hablamos cobra vida: la ley de la siembra y la cosecha, --Prov 18:20-21--, lo que creemos en el fondo de nuestro corazón, eso viviremos --Prov 23:7--).
No importa que algo o mucho de lo que pensemos y/o recibamos del Señor nos parezca imposible. Para Él nada hay imposible; lo que nosotros necesitamos es creer, alinear nuestra fe a la de Él (Mat 7:7, Luc 1:37, Mar 9:23).
Pensar varias veces al día en la visión (desarrollarla y apropiárnosla, que se convierta en una pasión en todo nuestro ser).
Las águilas:
¿Dónde viven? En las alturas (poner nuestra mirada en las cosas de arriba, no en las terrenales, Col 3:1-2).
Las águilas son cazadores, no carroñeras (buscar las oportunidades, no vivir de desperdicios ni de migajas que otros van dejando).
Amenazas: las personas (matadoras de sueños, nosotros mismos por temor, incredulidad, falta de diligencia, etc.).
Planean, no aletean: esperan las oportunidades y las ocasiones (entendidos en los tiempos, Ecle 3:11, 1 Cro 12:32).
Una vez que hemos "visualizado" lo más detalladamente posible la visión, y más específicamente, los objetivos de la visión (corto, mediano y largo plazo; todos los aspectos de la vida), el siguiente paso es definir las metas.
Definir las metas.
No es otra cosa que agregar a cada uno de los objetivos que nos hemos propuesto en la visión, el cuánto y el cuándo de ellos.
Las metas tienen que ser congruentes con nuestros deseos, experiencias y habilidades; responden a la pregunta: ¿cómo convergen los tres?
Algo que no deseamos, no vamos a luchar por ello.
Algo en lo que no tenemos experiencia, vamos a tener que adquirirla primero.
Algo para lo que no tenemos habilidades posiblemente no sea parte ni del propósito ni de la visión de Dios para nosotros.
Un buen consejo al respecto es hacer una lista de cada uno (deseos, experiencia y habilidades) y después de ello reducirla a los cinco más fuertes, relevantes o importantes y pensar en que cosas convergen: ello determinará las metas de manera natural.
¿Cómo elaborarlas?
Elaborar un listado de todo lo que deseamos alcanzar en la vida.
Clasificar esos deseos en diferentes "apartados": personales, financieras, profesionales, salud, etc. (máximo 5 por cada grupo; se pueden agrupar varios en uno solo, por ejemplo, alcanzar una buena salud puede agrupar a aprender a comer sano, hacer ejercicio una hora diaria, no gastar dinero en comer comida en la calle --por lo general no es de las más sanas--, etc.).
Incluir una fecha para alcanzar cada una de ellas.
Cada una de las metas debe cumplir con las siguientes características:
Específica (una definición concreta).
Medible (no solo cualitativa; los indicadores de que la hemos alcanzada se deben poder identificar cuantitativamente)
Alcanzable (debe ser posible que la alcancemos en el tiempo que hemos establecido, a menos que estemos totalmente seguros que es Dios quien nos la está dando, porque solo para Él nada hay imposible).
Relevante (que cause un verdadero impacto en nosotros y en las personas a nuestro alrededor, que nos apasione).
Tener una fecha exacta para alcanzarla.
Necesitaremos pensar constantemente en ellas y en cómo alcanzarlas.
La lista se puede modificar todo el tiempo hasta que nos sintamos cómodos, a gusto, sin dudas, alineados a la voluntad de Dios, con las metas que hemos escrito (Dios no es Dios de confusión, sino de orden, 1 Cor 14:33).
Definir un plan.
Un plan es el conjunto de acciones que necesitamos realizar para alcanzar un objetivo, una meta, indicando el tiempo en el que deben estar realizadas cada una de esas acciones.
Para elaborar el plan necesitamos establecer ("desmenuzar") cada una de las etapas (acciones) que nos van a llevar al cumplimiento de una meta. Nos indica todo lo que necesitamos hacer para alcanzar cada una de las metas en el tiempo preciso.
Cada una de las acciones que determinemos debe ser:
Real.
Alcanzable.
Con fecha específica de cumplimiento.
Una vez determinadas las acciones de cada meta y las fecha para alcanzarlas, necesitamos hacer el plan por escrito, listando las acciones, de la más inmediata a la de más largo plazo, para poner en orden de ejecución todas las acciones que necesitamos realizar para darle cumplimiento a la visión de Dios para nosotros, y a las metas que Él nos ha establecido.
Igualmente, el plan se puede modificar todo el tiempo hasta que nos sintamos cómodos, a gusto, sin dudas, alineados a la voluntad de Dios, con el plan que nos hemos trazado porque Dios no es Dios de confusión, sino de orden (2 Cor 14.33), además de que solo los planes que están alineados a la voluntad de Dios se cumplen, nos bendicen, nos producen bienestar.
Prov 16:1. "El hombre propone y Dios dispone." (TLA).
Prov 16:3. "Encomienda tus obras al SEÑOR, Y tus propósitos se afianzarán." (NBLH)
Prov 16:3. "Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán realidad." (TLA).
Prov 16:9. "La mente del hombre planea su camino, Pero el SEÑOR dirige sus pasos". (NBLH).
Prov 16:9. "El hombre planea su futuro, pero Dios le marca el rumbo." (TLA)
Una visión, unas metas y un plan, mientras más alineados estén a la Voluntad de Dios, se cumplirán sin lugar a dudas, y no habrá obstáculo ni persona que se levante, que lo impidan.
Prov 16:7. "Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él."
Ponernos en acción.
Ecl 9:10. "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría."
El tiempo es ahora. No podemos dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Eso nos puede llevar a ser controlados por un espíritu de postergación como el de faraón con la plaga de ranas (Exo 8:9-10).
Necesitamos comenzar a desarrollar el hábito de pensar que podemos hacer para alcanzar nuestras metas.
Necesitamos atrevernos a "volar", a salirnos de nuestra zona de confort.
Enfrentar los miedos (que no son nuestros pero que nos detienen). Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino uno de amor, poder y dominio propio (2 Tim 1:7).
Dios nos ha dado la capacidad para cumplir la visión (Efe 2:10, Sal 139:13-16, 1 Cor 10:13): mente, pensamientos, creatividad, imaginación, iniciativa, voluntad, coraje, persistencia, etc.
Contar con y descansar en la ayuda de Dios (1 Jn 4:18, Rom 8:31-32, Rom 8:37).
La Palabra nos enseña que en Él haremos proezas (Sal 60:2), es decir, cosas que nunca hemos hecho.
Él nos ayudará a derrotar a nuestros enemigos: temores, desánimo, angustia, etc. (Sal 23:1-6).
Desarrollar el "empuje" necesario para vencer la resistencia que podamos encontrar en nosotros mismos, otras personas y/o las circunstancias: determinación, persistencia, perseverancia, fe.
Desarrollar la "sustentación" (como vamos a volar, similitud con el avión) que sea mayor que el peso.
Sustentación: preparación, confianza en nuestras capacidades dadas por Dios.
Peso: la carga de nuestros pensamientos negativos, de las derrotas y fracasos del pasado, de las opiniones de los demás, de las circunstancias negativas y de los problemas que podemos encontrar en el camino.
Llenar nuestro "tanque" al máximo (fe, conocimientos, actitudes correctas, lecturas, ejercicio, descanso, etc.).
Buscar personas, y relacionarnos con ellas, que nos puedan ayudar, estimular, motivar, a realizar nuestras metas, nuestros sueños, la visión (Hab 2:2-3, Sal 101:6).
Perseverar.
Implica no solo ponernos en acción (lo cual puede ser más fácil), sino perseverar día a día para alcanzar cada una de las metas.
Un sueño sin acción es solo una ilusión.
Requiere una dosis diaria de dedicación, esfuerzo, enfoque, perseverancia. No bajar los brazos ni decaer (soñar todos los días la vida que anhelamos y accionar consecuentemente, manteniendo la pasión):
Ecl 7:8. "Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu."
Buscar todos los días movernos, acercarnos a eso que anhelamos.
Pronto, todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo, 1 Tes 5:23) se alinearán en la dirección hacia la realización de nuestras metas y objetivos, de la visión, alimentando la pasión, el esfuerzo, la perseverancia, la motivación, etc., que necesitamos tener y mantener para alcanzar el cumplimiento de los planes de Dios para nosotros.
Necesitamos cada día, todos los días, usar toda nuestra capacidad para avanzar en la medida de nuestras posibilidades (Ecle 9.10) con la seguridad y certeza de que Dios hará lo que para nosotros es imposible, que Él abrirá lo que está cerrado, y que Él hará fácil lo difícil, y esperando el tiempo para que todo lo que hemos planeado se concrete (Ecle 3:11).

16 Sep 2019