Estudio Bíblico

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Corazón.



Jesús vino no solamente para pagar el precio de nuestros pecados para que pudiéramos ser perdonados. También vino a restaurar nuestros corazones (Luc 4.18-19) porque de ellos va a fluír la vida abundante (Jn 10:10). Un corazón no sano no puede producir plenitud de vida (Heb 12.14-15).
 
La calidad de vida de una persona depende de la calidad de su corazón (Heb 12:14-15). De un corazón enfermo solo puede emanar una vida miserable. Por eso Jesús también fue enviado y ungido por el Padre para restaurar nuestros corazones (Luc 4.18-19).
 
Dios colocó en cada ser humano en forma de semilla, poder, habilidades, capacidades, etc., todas ellas derivadas de la imagen de El en nosotros (Gen 1:26-27). El desarrollo y los resultados de esa semilla dependerán del estado del corazón de la persona. Un corazón enfermo derivará en que todas esas semillas producirán mal, en tanto que un corazón sano hará que esas semillas produzcan abundancia de bien para la gloria de Dios (Jn 15:1-5).
 
Un corazón lastimado, adolorido, amargado, resentido, nos deja cautivos de los recuerdos y sentimientos negativos del pasado, sin capacidad para ver el futuro (Heb 12.15). Pero no tiene que ser así. Podemos liberarnos de todo ello mediante el perdón. Perdona como fuimos perdonados por Cristo (Efe 4:32, Rom 5:5).
 
 
Cuando Dios sana nuestros corazones, nos libera de la deuda que pudiéramos tener con El y con el pasado (2 Cor 5:17, Sal 103:10-14).. El restituirá los años que se comió el saltón, el revoltón, la langosta (Joel 2:25).
 
Dios comienza su obra liberándonos y restaurándonos el corazón (Luc 4:18, Ezeq 11:19). Cuando Dios lo restaura y lo transforma desata todo el potencial que El mismo ha dejado dentro de nosotros (Hch 1:8).
 
Un hombre rico le regala a un hombre pobre, una canasta llena de basura ¡¡¡y el hombre pobre le sonrió!!! Corrió con la canasta, la vacío y la lleno de flores y se la regalo al regresar...!!! El hombre rico se asombro y le pregunto ¿Por qué me has dado flores.. si yo te di basura? El hombre pobre le dijo: Porque cada quien da lo que tiene en su corazón (Prov 23:7).
 
El escultor solo quita lo que estorba. Igual es Dios con nosotros. Nos quita lo que nos estorba para manifestar el carácter de Jesús que ya está en nosotros. (Pastor Misael Argeñal).
 
La grandeza de un hombre solo está en su corazón y en ningún otro lugar más que allí. (Pastor Misael Argeñal).
 
Lo que Dios sabe de nosotros es más importante que lo que la gente piensa de nosotros.
 
Para cuidad nuestro corazón (las zorras pequeñas echan a perder las viñas), necesitamos:
· Cuidar lo que pensamos.
· Cuidar lo que oímos.
· Cuidar lo que decimos.
· Cuidar lo que vemos.
· Cuidar lo que hacemos.
 
El corazón de nuestros problemas es el problema de nuestro corazón: el EGO. En la medida en que más pensemos en nosotros, más egoístas nos volvemos. Cuando nos vemos a sí mismos (egoísmo, autoenfoque, ensimismamiento) dejamos de ver a Dios y a los demás, nos desviamosdel propósito para el que Dios nos llamó: amarlo a El y dar nuestra vida por los demás.

Jn 3:30. “Es necesario que El crezca pero que yo mengüe (a El le toca crecer, y a mí menguar).”
 
Dentro de nuestro corazón hay un altar para Dios ¿quién lo está ocupando?.

23 Jun 2017
Referencia: Corazón.