Estudio Bíblico

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La disciplina de los hijos (2) (apuntes).



LO QUE REQUIERE DISCIPLINAR.



LA DESOBEDIENCIA.

Dios nos dio ciertos límites dentro de los cuales necesitamos funcionar para alcanzar vida auténtica.
• Estos límites están señalados en su ley moral.
• Alcanzamos vida plena qcuando comprendemos que los límites son advertencias para protegernos de todo aquello que nos va a robar, destruír y/o matar la calidad de vida, y nos va a someter a esclavitud.

La desobediencia es algo serio y nunca debería ser pasada por alto, tratándola como algo liviano (1 Sam 15:22-23).
• A nuestros hijos hay que enseñarles para que actúen según las indicaciones que les damos.
• Su propia opinión en cuanto a lo que debieran hacer, si es razonable o no lo que les digamos, es una cuestión secundaria (Prov 16:25).
• A los hijos hay que enseñarles a que nos obedezcan, y solamente eso. Ya habrá tiempo, cuando sean mayores, para que ellos decidan si actúan o no según sus propios criterios.

La verdadera obediencia comprende tres aspectos, de lo contrario no es verdadera obediencia.
• PRIMERO. Inmediata.
• SEGUNDO. Completa. (Col 3:20).
• TERCERO. Buena disposición (Sal 100:2).
La obediencia inmediata, completa y con buena disposición o de buena gana no es solo un deber y una obligación para los hijos sino es un privilegio.
• Al hacerlo, no solo honran y manifiestan su amor hacia Dios, sino que también honrar a sus padres, y ese es un mandamiento con promesa: larga vida y éxito.



LAS MALAS ACTITUDES.

Actitud correcta es la respuesta adecuada (de acuerdo a la Palabra de Dios), amable y con gozo, respecto a las personas, situaciones y cosas que nos rodean.
Las malas actitudes son las que producen respuestas en palabras y acciones poco amables.
• Malas actitudes son cuando nuestros hijos responden a nuestras instrucciones y órdenes con:
○ Pucheros, llorando, gritando, pataleando.
○ Portazos llenos de ira.
○ Resistencia pasiva o activa.
○ Etc.
La obediencia verdadera requiere una actitud de cooperación voluntaria.
Cuando hay resistencia: “mientras persistí en mi pecado, tu mano se agravó sobre mí” (Sal 32:3-4).





26 Mar 2016