Estudio Bíblico

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Mayordomía (01). Fundamentos.



FUNDAMENTOS.


1 Cor 4:7.
Todo lo que tenemos y somos lo hemos recibido de Dios: la vida, el cuerpo, las relaciones, las oportunidades, las cosas.
Aún cuando haya mediado dinero o esfuerzo de nuestra parte, todo nos fue dado. Si no fuera así, entonces ¿Por qué otros, con el mismo o mayor esfuerzo y/o dinero no las tienen?
Ello implica que en nosotros se deberían generar tres cosas:
• Agradecimiento por la misericordia de Dios de habérnoslas dado.
• Responsabilidad (Mat 25:14-30): vamos a dar cuenta de ello.
• 1 Ped 4.10: mentalidad de administradores de todo (no “dueños”).


Col 3:23-25.
Todo lo que hagamos necesitamos hacerlo de corazón para con el Señor (no para con las personas).
Cuando hagamos de esa manera recibiremos la recompensa de la herencia.


Prov 13:22.
Somos co-herederos con Cristo (Rom 8:17).
Cuando el heredero es niño (inmaduro), otros administran la herencia (Gal 4.1-2) hasta que el heredero adquiere la madurez necesaria para administrar su herencia con sabiduría.
Las riquezas de los impíos (los actuales administradores de nuestra) está guardada para los justos (cuando obtengamos la madurez y responsabilidad necesarias para administrarlas bien, de acuerdo a los deseos del Padre).


Mat 25:14-30.
Si somos malos administradores de lo que Dios nos ha dado, El va a retirarnos lo que nos ha dado (disciplina) como sucedió con el que recibió un talento.
Adán falló en su mayordomía en el Edén, y como consecuencia fue sacado del Edén y Dios puso querubines guardando la entrada al jardín para que Adán no entrara (Gen 3:23-24).


En los negocios de mi Padre me es preciso estar (Luc 2:49, Sal 24:1, Rom 11:36, Col 1:16).
Los negocios de Dios no son solo la iglesia.
Los negocios de Dios son toda la creación, todo lo que es y existe que está esperando ser redimido de la maldición a la que fue sujetada por la corrupción del pecado (Gen 3:17-19, Rom 8:19-21).
Como administradores de los negocios de Dios debemos ser liberadores de la Creación.
Tenemos en nuestra vida dos opciones: o estamos trabajando en los negocios de Dios (la agenda de Dios) –Mat 19:27-30— cuyo resultado para nosotros es vida, o estamos trabajando en nuestros propios negocios (nuestra agenda personal egoísta –Prov 16:25, Prov 14:12— cuyo resultado para nosotros es muerte.
Los negocios de Dios son cualquier campo de actividad donde El nos haya puesto (Sal 139:13-16, Efe 2:10).
La diferencia entre eclesiástico y secular no es más que una manera que tenemos los seres humanos de identificar dos grandes campos posibles de actividad humana.
Dios no hace distinción entre eclesiástico y secular.


Mi Padre hasta ahora trabaja (Jn 5:17).
• Somos hechos a su imagen: Gen 1:26, (trabajador).
• Si El todavía trabaja, nosotros también debemos hacerlo.
• De hecho, en el cielo, vamos a tener trabajo.



Parábola de los talentos (Mat 25:14-30) y parábola de las minas (Luc 19:11-27).
Todos los insumos que Dios nos da, son de El, no nuestros.
El quiere que negociemos con ellos (que produzcamos fruto con ellos, y fruto para El).
Va a pedirnos cuentas de lo que hicimos con ellos, y las cuentas que quiere que le entreguemos son esos insumos multiplicados, con mucho fruto (Jn 15).


Administradores de la multiforme gracia de Dios (1 Ped 4:10).
La gracia de Dios es la característica y los medios por los cuales El nos bendice (porque no lo merecemos). Los medios por los cuales El nos bendice abarcan toda la creación.
• La naturaleza (plantas, animales, la tierra, el agua, los elementos, etc.).
• Las personas.
• Las organizaciones (familia, iglesia, empresas, gobierno, etc.).
• Todas las cosas.
Por lo tanto, nosotros, en el plan de Dios e independientemente del lugar donde desarrollemos nuestras actividades, y el tipo o característica principal de estas, somos administradores de toda la creación que Dios ha puesto a nuestro alcance.
Debemos administrarla correctamente de acuerdo a los principios de la Palabra, para poder entregar buenas cuentas al Señor.


Reyes y sacerdotes (Apo 1:5-6, 1 Ped 2:9).
Como hijos de Dios, redimidos por la Sangre de Cristo, somos coherederos con El de todas las cosas.
El nos dio toda autoridad que recibió del Padre en el cielo y en la tierra (Mat 28.18).
Por cuanto tenemos autoridad en ambos “mundos” o niveles de existencia, también nos constituyó:
• Reyes para administrar el mundo natural y social.
• Sacerdotes para administrar el mundo espiritual


Sal, luz, levadura (Mat 5:13-16, Mat 13:33).
A través de nuestra mayordomía y administración, y por los resultados de éstas, que deben ser un modelo de productividad, responsabilidad, eficiencia, eficacia y beneficiar a todos los que están a nuestro alrededor, los demás van a notar nuestra presencia y nuestra forma diferente de vida, y van a querer tener lo mismo que nosotros.
En esa misma medida vamos a cumplir cualidades de las que Cristo nos ha investido como sal, luz y levadura.
Sal, para estorbar el pecado y evitar que el mundo se siga corrompiendo por el pecado.
Luz, para señalarle al mundo el camino de la salvación y de la solución de todos los problemas de la existencia.
Levadura, para transformar todos los resultados del pecado y transformar las cosas para que glorifiquen a Dios.
Nosotros necesitamos enseñarle al mundo como hacer las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios para que les salgan bien, en lugar de que el mundo nos esté enseñando a nosotros, como sucede en la actualidad (Jer 15:19).



23 Jun 2008
Referencia: Mayordomía.