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Influencia cristiana en la nación y el gobierno (apuntes).



Influencia cristiana en el gobierno y la nación.
Que el mundo se convierta a nosotros y no nosotros a ellos significa:
· Que el gobierno y todas las demás instituciones seculares no tienen poder para influir en la iglesia.
· Que la Iglesia si tiene poder para intervenir e influir en los asuntos de las instituciones seculares.
· Esa intervención e influencia está determinada por lo que menciona Jer 1:10:
o El ha puesto su Palabra en nuestra boca.
o Nos ha puesto sobre naciones y sobre reinos (todo empieza por la cabeza).
o Para arrancar, destruir, derribar y deshacer las obras del mal y su reino.
o Edificar y construir el Reino de Dios en ellas: orden, obediencia, gestión, leyes, administración.
· El objetivo es reunir todas las cosas en Cristo que es la cabeza de todas las cosas (Efe 1:10, Efe 1:22-23) porque de El, por El y para El son todas las cosas (Rom 11:36).
· Si no aceptamos el Señorío de Cristo (individual y social) y su obra, la única esperanza que le queda a las personas, sus organizaciones, sus naciones y el mundo es la muerte, porque esa es la paga del pecado (Rom 6:23, Prov 14:34).
· La participación de los creyentes en todos los ámbitos de la vida individual y social no debe ser una participación arrogante sino una orientada por la humildad (servicio) y la mansedumbre para la implementación y mantenimiento de los principios y valores de la Palabra de Dios.
· No podemos conformarnos ante las calamidades y crisis que se manifiestan a nuestro alrededor ni pensar que deben ser otros los que deben tomar esos asuntos en sus manos y resolverlos; nosotros tenemos la autoridad, la responsabilidad y las armas para actuar y trabajar de acuerdo a las posibilidades y alcances que estén a nuestra mano. No podemos negarnos a hacer el bien individual y social que esté a nuestro alcance (Prov 3:27, Ecle 9:10).
No vamos a ir a los gobernantes para que ellos nos influencien a nosotros y actuemos como ellos, sino para influenciarlos nosotros a ellos con el poder del Evangelio (Efe 4:22-24).
Ello implica que los creyentes que participen en estas áreas de la actividad humana deben ser personas que delante de Dios tengan convicción, compromiso y carácter para con El y su obra redentora en el mundo.
Igualmente, deben estar muy bien preparados espiritual, emocional, sociológica, filosófica y estratégicamente. Recordemos que la política es un campo de batalla que el enemigo conoce muy bien ya que la viene pervirtiendo desde el cielo y hasta puede usar la Palabra (fuera de contexto como lo hizo con Jesús) para confundirnos, desanimarnos, desactivarnos, y aún para derribarnos comprometiendo nuestro testimonio, etc. (Efe 6:12).
Los gobiernos humanistas y/o liberales que han gobernado nuestras naciones en las últimas décadas, en lugar de contribuir al orden y la calidad de vida de nuestros pueblos, mas bien han estado contribuyendo al desorden, el incremento del pecado y el fomento de malos estilos de vida (corrupción, inmoralidad sexual, injusticia, avaricia, codicia, inmoralidad económica, rebelión, narcotráfico, abuso, irresponsabilidad social, violencia, desastre ecológico, etc.).
+ El principio de la sabiduría es el temor al Señor (Prov 1:7, 9:10-11).
+ La sabiduría humana (carnal, animal, pecaminosa, circunstancial) vrs. la sabiduría divina (Sant 3:14-17).
+ Sal 2:10-12: el auténtico gobernante (estadista) es aquel que conduce a sus organizaciones y naciones a glorificar a Dios y disfrutar de sus bendiciones; que cumple con sus propósitos y responsabilidades dentro del verdadero significado de la vida guiado por los principios y valores de la auténtica espiritualidad cristiana y no por la presión de las circunstancias.
+ La justicia engrandece a las naciones pero el pecado es afrenta de ellas (Prov 14:34).
+ La grandeza y la miseria de Israel.
+ La grandeza y la miseria de Estados Unidos.
+ La grandeza de Suiza (democracia, paz, calidad de vida, etc.).
 
 
 

23 Mar 2016