Estudio Bíblico

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Módulo 103. Conociendo a Jesús por Sus Nombres.



Tema No. 8. El Señor (Apo 1:8).



Todos los Nombres y nominaciones que se hagan de Jesús se encuentran incluidas en esta: "El Señor".
Como ya lo hemos mencionado anteriormente, en otros pasajes de este estudio, este no es un título honorífico, es una calidad y una función que Él ejerce y que nosotros necesitamos reconocer plenamente para nuestro mayor beneficio. La Palabra nos enseña claramente no solo Él hecho de que Él sea el Señor, sino sus implicaciones:
• Hch 2:36. "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo."
• Mat 28.18. " Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad (autoridad, poder) me es dada en el cielo y en la tierra."
• Fil 2:9-11. " Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre."
• Jn 14:15-18. "Si me amáis, guardad mis mandamientos."


Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra "Señor" significa, entre otras cosas:
• Que es dueño de algo; que tiene dominio y propiedad en ello.
• Amo con respecto a los criados.
• Poseedor de personas, estados y lugares con dominio y jurisdicción.
• Persona que tiene jurisdicción para castigar hasta con pena capital.
• Persona que manda como dueño y con mucha autoridad..
• El que tiene el mando de algo.
Y precisamente a ello se refiere la Biblia cuando nos enseña en Rom 10:8-10 que necesitamos creer en nuestro corazón que Jesús es el Señor para ser salvos y Heb 11:8 que nos enseña que la consecuencia de la fe (creer) es obedecer, y por ende, cuando la Biblia dice que "sin fe es imposible agradar a Dios" significa que sin obediencia es imposible agradar a Dios (Heb 11:6).


Esta calidad de Jesús implica:
• Que Él reina sobre todo y lo gobierna con mano firme. Él es Soberano en la naturaleza, en la historia, en la humanidad, en la cultura, en todo, absolutamente todo (Mat 28:18).
• Como receptor de toda autoridad en el cielo y en la tierra de parte del Padre, no hay nada que esté fuera de Su control ni de Su propósito, aún cuando nosotros no lo podamos entender.
o Rom 11:36. "Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén."
o Heb 1:1-4: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos."
o Isa 55:8-9. "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."
• Ante el cual nosotros necesitamos rendirnos (Fil 2:9-11) reconociendo que Él reina sobre nosotros y nosotros necesitamos obedecerle.
• Que merece todo nuestro:
o Respeto: "Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá cuando le vean a él, le tendrán respeto." (Luc 20:13).
o Honra: "El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos." (Mal 1:6-8).
o Obediencia: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Luc 6:46).
o Reverencia: "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;" (Heb 12:28).
o Honor: "Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén." (1 Tiim 1:17).
o Alabanza: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre." (Heb 13:15).
o Adoración: "Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban." (Mat 28:16-17).
o Agradecimiento: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él" (Col 3:17).
• Que en Él está la salvación y la vida eterna, o la muerte eterna, y su veredicto ya está dictado de antemano, de tal manera que los que se pierdan no lo serán por ignorancia, sino por la no aceptación previa de su veredicto.
o Jn 3:16-19. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas."
• Que en Él, como Juez Justo, están nuestras recompensas en la vida eterna como resultado de nuestras obras de servicio a Él en la tierra (y le servimos, o no, con todos los actos de nuestra vida).
o "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego." (1 Cor 3:11-15).


Jesús que es Señor: manda, gobierna, requiere obediencia, tiene el mando, y no solo el mando, sino también la autoridad y el poder para castigar a quienes no obedecen, aunque usa esa autoridad y poder con benignidad y como último recurso (2 Ped 3:9). Si no, recordemos algunos pasajes de la Escritura al respecto:
• Mat 7:21. "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos."
• Mat 28:18-20. "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
• Mat 6:33. "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas."
• Heb 12:28-29. "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor."
• Mat 6:9-10. "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra."
• 1 Ped 1:13-16. "Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo."


En el proceso de obedecer, el Señor no nos deja solos, sino que nos da toda la ayuda que necesitamos, Su Espíritu Santo, la "supereminente grandeza de Su poder para con nosotros" (Efe 1:19-23), para que podamos obedecerle en todo, no por temor ni por conveniencia, sino por amor:
• Jn 14:15-18. "Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros."
• Notemos algunas cosas en este pasaje:
o En primer lugar, nos está indicando, y es un mandamiento a la vez, a que guardemos sus mandamientos (no por obligación, no por conveniencia, sino por amor).
o En segundo lugar, como conoce nuestra condición humana, sabe que por nosotros mismos no podemos hacerlo, entonces nos da la promesa de enviarnos Su Espíritu Santo (traducido "Consolador" pero que en el original griego es "Parakleto" cuyo significado más completo es ayudador) que es la esencia de Su Poder (poder para todo, incluida la obediencia, y que en este pasaje ocupa el primer lugar).
o El Espíritu Santo estará con nosotros siempre, todo el tiempo, para "empoderarnos" para que obedezcamos los mandamientos de Jesús siempre, en todo lugar y en todo tiempo.
o Él morará con nosotros y en nosotros desde el momento en el que nosotros reconozcamos, creyendo con el corazón, con absoluta certeza y convicción, que Él es el Señor.
o Al final del pasaje Él reitera que no nos dejará solos, que vendrá a nosotros a través del Espíritu Santo que es otro "Parakleto" (ayudador) del mismo tipo que Él (Jesús).


Conclusiones.
• Necesitamos someternos plenamente al Señorío de Cristo.
• Sin el Señorío de Cristo sobre nosotros, no hay salvación. Jesús no puede ser nuestro Salvador sin ser nuestro Señor. De hecho, lo primero es que sea nuestro Señor y derivado de ello será nuestro Salvador (Rom 10:8-10).
• Y si Cristo es nuestro Señor, nuestro estilo de vida será uno de obediencia a Él y a Su Palabra (Mat 28.19-20).
• Como resultado del reconocimiento del Señorío de Cristo sobre nosotros, nuestro estilo de vida manifestará, además de obediencia a Su Palabra, respeto, reverencia, honra, agradecimiento, alabanza, adoración y honor hacia Él.




01 Nov 2014