Estudio Bíblico

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Ezeq 36:24-31. La obra del Espíritu Santo en nosotros.



PREDICA EN AUDIO.


BASE BÍBLICA.

Ezeq 36:24-31.
Pues los recogeré de entre todas las naciones y los haré regresar a su tierra. »”Entonces los rociaré con agua pura y quedarán limpios. Lavaré su inmundicia y dejarán de rendir culto a ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. Pondré mi Espíritu en ustedes para que sigan mis decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas. »”Vivirán en Israel, la tierra que hace mucho tiempo di a sus antepasados. Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Los limpiaré de su conducta inmunda. Les daré buenas cosechas de grano y no enviaré más hambrunas a su tierra. Les daré abundantes cosechas de sus árboles frutales y sus campos, y nunca más las naciones vecinas podrán burlarse de su tierra a causa de las hambrunas. Entonces recordarán los pecados que cometieron en el pasado y se avergonzarán de ustedes mismos por todas las cosas detestables que hicieron. (Ezequiel 36:24-31 NTV).


APUNTES SOBRE LA ENSEÑANZA.


Y yo os tomaré..., y os recogeré..., y os traeré... (SALVACION).
• El Señor, cuando llegó el tiempo que había predestinado para ello (Efe 1:5, Efe 1:11), el tiempo en el que se cumpliera su elección (1 Ped 1:2), nos tomó y nos recogió del reino de las tinieblas y de la oscuridad (Hch 26:18) y nos trasladó al Reino de Su Amado Hijo (Col 1:13), a la luz (1 Ped 2:9).
• Estábamos cegados en los ojos de nuestro entendimiento para que no nos resplandeciera la luz del Evangelio (2 Cor 4:4).
• Dios envió Su Espíritu Santo para que nos abriera los ojos y nos convenciera de pecado, de justicia y de juicio (Jn 16:8-11).
• Su Espíritu Santo, además de convencernos de pecado, nos impartió la gracia y la fe necesarias para ser salvos (Efe 2:8) y que reconociéramos el Señorío de Cristo (Rom 10:8-10).
• Adicionalmente, nos atrajo hacia sí mismo, y no nos hecha fuera (Jn 6:37) ni nadie nos puede arrancar de Su mano (Jn 10:28), ni nada nos puede separar de Su Amor que es en Cristo (Rom 8:38-39). (SEGURIDAD ETERNA).


Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias (PERDÓN DE PECADOS), (Col 2:13-15), y de todos vuestros ídolos os limpiaré (SANTIFICACIÓN). Ambas cosas son necesarias para alcanzar la plenitud de la vida en Dios (Jn 3:3-5) y ambas cosas Quién las hace en nosotros es Dios (aunque implique que nosotros también necesitemos hacer algo --por lo general anular nuestra vieja naturaleza que se opone a que la nueva, que Dios está formando en nosotros, se establezca--, Gal 5:24-25), y lo hace por Su Espíritu Santo en nosotros.
• Renovación, restauración, transformación (Fil 1:6, 1 Tes 5:23, Rom 8:30, 1 Tes 4:3 ).
• Consiste en librarnos de todo aquello que permitimos que controle nuestras decisiones y determina que pongamos a Dios, Su Palabra y Su Dirección en un segundo plano (Jer 17:5-8).
• También consiste en libertarnos de los pensamientos, argumentos y fortalezas que hemos levantando en nuestra mente que se oponen al conocimiento de Dios (2 Cor 10:4-6), y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
• Es el proceso mediante el cual vencemos a los enemigos de Dios: los deseos de la carne, los deseos de lo ojos y la vanagloria de la vida (1 Jn 2:15-17).
• Presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional (Rom 12.1; crucificar los deseos de la carne).
• Cambiar nuestra forma de pensar de como piensa el mundo a como piensa Dios, la Palabra de Dios (renovar el espíritu de nuestra mente) (Rom 12:2, Efe 4:22-24; (crucificar los deseos de los ojos).
• No tener un concepto de nosotros mismos más alto que el que debemos tener (Rom 12:3; crucificar la vanagloria de la vida).
• En otras palabras, que Él crezca pero que nosotros mengüemos (Jn 3:30), que el carácter de Cristo se vaya formando en nosotros (Rom 8:28), que es el equivalente a manifestar el fruto del Espíritu Santo en nosotros (Gal 5:22-23) y sustituyendo a nuestro carácter heredado de la carne, que da lugar a las obras de la carne (Gal 5:19-21).


Esa renovación, restauración y transformación, requiere de dos cosas fundamentales que hace el Espíritu Santo en nosotros:
• Os daré corazón nuevo:
• Quitaré el corazón de piedra que rechaza el amar y el ser amado, que está inclinado al pecado.
• Un corazón endurecido a la obediencia a Dios y a las cosas espirituales (Efe 2:1-4), insensible al pecado y a los efectos del pecado, que llama a lo bueno, malo, y a lo malo bueno; a la luz, tinieblas, y a las tinieblas, luz (Isa 5:20).
• Pondré un corazón sensible, tierno, inclinado al amor de Dios y al amor al prójimo, inclinado a la vida en obediencia a Dios, Su Palabra y Su Dirección por el Espíritu Santo, un corazón inclinado a la obediencia y a la santidad.
• Esto implica una nueva naturaleza, un nuevo nacimiento, un espíritu humano nuevo en nosotros, que es precisamente lo que Dios, por el Espíritu Santo hace en nosotros en el momento de la salvación.
• Nacemos de nuevo de tal manera que todas la cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas (2 Cor 5:17, Jn 3:3, 1 Ped 1:22-23, 2 Ped 1:4).
• Ello le da una nueva inclinación a nuestra vida (antes éramos enemigos de Dios y el Evangelio nos parecía locura; ahora somos hijos de Dios y la Palabra y el Espíritu producen en nosotros sed y hambre de Dios).
• Ello es así porque Dios ha transformado nuestra esencia (naturaleza), para que ya no vivamos inclinados al pecado (Rom 8:5, 9, 13).


Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Jn 14:15-16)
• El Espíritu Santo es nuestro santificador (El es Santo). El no solo viene a morar en nosotros, a vivir en nosotros; nos convierte en Templos suyos (somos templos del Espíritu Santo) (1 Cor 6:19). Su primera tarea, entonces, es establecer un templo adecuado para Él, Santo.
• Todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) se convierte en Su templo, y El inicia la transformación de todo lo viejo (los pensamientos de la carne) en lo nuevo (los pensamientos del Espíritu) de tal manera que sean transformado todo nuestro ser (2 Cor 3:18, 1 Tes 5:23)
• Lo que pensamos, lo que vemos, lo que oímos, lo que hablamos.
• Lo que guía nuestras decisiones (corazón).
• Como resultado de la transformación, presencia e influencia del Espíritu Santo en nosotros, de la comunión con Él en la que recibimos Su dirección y de su enseñanza con respecto a la Palabra, somos equipados para
• Conocer, andar, guardar y poner por obra sus preceptos y mandamientos
• Como consecuencia de ello crecemos cada día en madurez, el fruto del Espíritu y en bendiciones.


Y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
• La evidencia de ser parte del pueblo y familia de Dios es que hayamos recibido y se haga evidente en nuestra conducta que tenemos una nueva naturaleza (el fruto del Espíritu) y por ello caminemos en una creciente obediencia a Dios y Su Palabra.
• No se trata solo de hacer una oración a la ligera, una lectura ligera de la Biblia y asistir puntualmente a la Iglesia, cosas que son necesarias y buenas.
• Se trata de hacerlo todo para vivir una vida de creciente consagración y obediencia a Dios.


Y os guardaré de todas vuestras inmundicias;
• Entonces Dios nos dará la victoria sobre todas las tentaciones y el pecado (1 Cor 10:13)
• Dios nos limpiara cada día más de la iniquidad (el ego, el orgullo, la arrogancia, etc.).
• Seremos perfeccionados cada día en santidad (Fil 1:6, Prov 4:18, Efe 2:21, Col 1:10).


Y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones.
• Cuidado y provisión para todas nuestras necesidades (las bendiciones de la obediencia, Deut 28:1-14, 3 Jn 2, Sal 1:2-3).


Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.
• Vergüenza (rechazo y abominación del pecado).
• Genuino arrepentimiento.
• Libertad del pecado y santidad.



Ezeq 11:17-21.
• ...Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor.

17 Abr 2014