Estudio Bíblico

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Módulo 105. Discipulado y consejería.



TEMA No. 2. CONSEJERÍA Y DISCIPULADO.

LA PSICOLOGÍA (Psicoterapia) Y LA CONSEJERÍA.



Este siglo ya ha visto el colapso repentino de la teoría de la evolución y del marxismo, lo que sugiere que podríamos estar cerca del colapso repentino de la psicología clínica, derivado principalmente de dos hechos fundamentales:
• El desarrollo de la psicología clínica como ciencia fue producto de una época francamente ateísta en la que prevalecía el darwinismo y el marxismo, siendo las tres, grandes contribuyentes a la secularización de la sociedad.
• Desde sus inicios, las hipótesis fundamentales de la psicología clínica no eran comprobables ni verificables por ninguno de los medios tradicionales de prueba de la verdadera ciencia, lo que no fue un impedimento para que fuera aceptada por los mentes populares como una ciencia desarrollada a plenitud, y ello a pesar de que desde su origen comenzó a fragmentarse en docenas de escuelas y filosofías reñidas entre sí.

La palabra “psicología” significa: estudio del alma. Pero un verdadero estudio del alma no lo pueden hacer los incrédulos, cuyos ojos han sido cegados para no ver la luz, la verdadera condición del ser interior, el corazón de las personas (2 Cor 4:4, 2 Jn 2:11). Solo los cristianos cuentan con los recursos para comprender la naturaleza del alma y cómo se puede transformar (1 Cor 2:9-16). Debido a esas imposibilidades de la psicología como estudio del alma, la palabra psicología, en su versión clínica, más bien ahora describe una mezcla de terapias y teorías que son sobre todo humanistas dirigidas a modificar la conducta de las personas, no a remover las causas más profundas de ellas.

Por su origen, la psicología clínica está basada en suposiciones ateas y fundamentos evolucionistas, que solo le permiten ser capaz de atender a las personas superficialmente y con resultados temporales (modificación de conducta) pero sin soluciones permanentes (la transformación del corazón: Prov 26:11). Las bases de la psicología clínica moderna se pueden condensar en algunas ideas, cuya raíz es el humanismo, y que son contrarias a las enseñanzas de la Palabra de Dios:
• La naturaleza humana es básicamente buena. La Palabra de Dios y la experiencia personal de los verdaderos creyentes nos enseña que el corazón humano es engañoso y perverso (Jer 17:9) y que todo designio de los pensamientos del corazón humano es de continuo solamente el mal (Gen 6:5).
• Las personas tienen la respuesta a sus problemas dentro de sí mismas. La Palabra y la experiencia personal de los verdaderos creyentes nos enseña con claridad que solo conociendo la Palabra, entendiéndola y poniéndola por obra conoceremos la Verdad y seremos verdaderamente libres (Jn 8:31-32).
• La clave para entender y corregir las actitudes y acciones de una persona yace en alguna parte de su pasado. La Palabra de Dios y la experiencia personal de los verdaderos creyentes nos enseña que sin lugar a dudas, solo en Cristo podemos ser libres de las actitudes y acciones del pasado, mediante el arrepentimiento, la confesión, el perdón y el nuevo nacimiento (2 Cor 5:17).
• Los problemas de los individuos son el resultado de lo que alguien les ha hecho. La Palabra de Dios nos enseña que los problemas son el resultado de nuestras propias malas elecciones y de rechazar a Dios en nuestras vidas (Deut 30:19-20, Rom 1:18-31).
• Los problemas humanos pueden ser puramente psicológicos en su naturaleza, sin relación con ninguna condición espiritual o física. La Palabra nos enseña, y la experiencia personal de los verdaderos creyentes lo comprueba, que sin lugar a dudas, todo lo natural se deriva de lo que sucede en lo espiritual, tiene su origen en lo espiritual (Heb 11:3).
• Los problemas profundamente arraigados sólo los puede resolver un profesional mediante el uso de terapia. La Escritura y el testimonio de vida de los verdaderos creyentes, nos enseña que todos los problemas del ser humano se resuelven únicamente viniendo a Cristo (Mat 11:28-30, Jn 15:1-8).
• Las Escrituras, la oración y el Espíritu Santo son recursos inadecuados y simplistas para solucionar ciertos problemas. Las Escrituras y la experiencia personal de los verdaderos creyentes nos enseña todo lo contrario. Que la Palabra de Dios es eficaz para enfrentar los problemas interiores de las personas (Heb 4:12) y resolverlos (Jn 8:31-32), que el poder del Espíritu Santo es suficiente para sanar a los enfermos, restaurar a los quebrantados de corazón, libertar a los cautivos y sacar a los presos de la cárcel (Luc 4:18-19) y que la oración es poderosa para que Dios haga lo que para el hombre parece imposible (Mat 18:19-20, Luc 1:37).

La psicología clínica y el cristianismo han sido enemigos desde el principio, además de por los postulados que fundamentan la psicoterapia, por las suposiciones y posiciones abiertamente anticristianas del fundador de la psicoterapia (Freud) y los que continuaron desarrollándola. Entre esas posiciones y suposiciones están:
• La consideración de la religión como una “neurosis obsesiva universal”, resultante de una ilusión que deriva su fuerza de lo irracional;
• La negación de la autoridad de las Escrituras;
• Desechar la mayoría de los principios de la fe cristiana;
• La negación de lo sobrenatural; la reducción del ser humano a cuerpo y alma, negando el componente espiritual, y peor aún, tratándolo como un mero “animal” superior.
• El origen de los “problemas” (pecados) en el ambiente familiar y social, no en las elecciones personales de cada uno.
• Etc.



LA PSICOTERAPIA “CRISTIANA”.


Resulta irónico que mientras el mundo secular cada vez más desconfía de la psicología clínica y la psicoterapia por su fundamentación darwiniana estando la teoría darwiniana en franca decadencia por su cada vez más dudosa fundamentación, que en los últimos veinticinco años, segmentos significativos del mundo cristiano ha estado tratando abiertamente de reconciliar la psicoterapia secular con las verdades bíblicas y han permitido la penetración de la psicoterapia secular en la iglesia, y ello a pesar de los postulados anti-bíblicos y anti-cristianos que constituyen su fundamento,

Como resultado de esa penetración de la psicoterapia secular en la Iglesia, se ha producido una fuerte corriente que busca reemplazar la consejería bíblica con “psicología cristiana” que no es más que técnicas y sabiduría humanas extraídas de las terapias seculares (Prov 16:25) que a menudo mezclan ideas teológicas sacadas de contexto con las enseñanzas de cualquier escuela de psicología secular pero que desvían a la iglesia de la dirección bíblica. Esa penetración se evidencia, en primer lugar, en que:
a) Se ha abierto la puerta a una línea completa de teorías y terapias extra-bíblicas.
b) Ha dejando a muchos con el sentimiento de que la Palabra de Dios es incompleta, insuficiente, demasiado simplista e incapaz de ayudar a personas con profundos problemas emocionales y espirituales, menguando la confianza de la Iglesia en las Escrituras y generando un movimiento al interno del cristianismo de pretender modificar sutilmente las Escrituras a las teorías científicas en lugar de adaptar los conceptos científicos a la Biblia (Jer 15:19).
c) La impresión de que adoptar métodos seculares de recuperación, como el de los doce pasos de los Alcohólicos Anónimos, puede ser de mayor ayuda que los medios espirituales para apartar a las personas de sus pecados, menguando la confianza de la Iglesia en el arrepentimiento, la oración, la comunión y la predicación como medios mediante los cuales el Espíritu de Dios obra en la transformación de vidas.
d) La adopción de métodos seculares en esa área también ha abierto la puerta a la adopción de métodos seculares en otras áreas (mercadeo, psicología de la enseñanza, etc.).

En los últimos veinticinco años la psicología clínica y la psicoterapia han hecho increíbles incursiones dentro de la cultura evangélica, lo que se refleja en:
• La clase de sermones que se predica en los púlpitos (auto-ayuda, auto-estima, auto-realización, auto-motivación, etc.).
• En los libros y música cristianos que publican muchas editoriales y disqueras evangélicas.
• En la clase de consejería que se ofrece en las iglesias (superficial, básica; la que requiere un mayor grado de complejidad, se refiere a terapeutas “cristianos”).
• En la proliferación de psicólogos que atienden en primer lugar a cristianos evangélicos, y en la clase de consejería que se les ofrece (psicoterapias seculares).
• El uso de “salud mental y emocional” como frase de moda dentro de las enseñanzas de la Iglesia, que no es un concepto bíblico aunque muchos pretendan que es equivalente a madurez espiritual.
• Al pecado se le llama enfermedad, problema, adicción, conflicto, conducta compulsiva, etc. Por ello las personas ya no piensan en el arrepentimiento sino en la terapia como la solución a ello.
• La debilidad espiritual que caracteriza a la iglesia de hoy, vacía y/o ignorante de la verdad bíblica (Ose 4:6), que abrazan con más fuerza las terapias humanas que el camino del sufrimiento que lleva a la madurez espiritual y a la comunión más profunda con Dios.

Las presuposiciones y la mayoría de las doctrinas de la psicología clínica no pueden unirse con éxito a la verdad bíblica, además de que la intromisión de la psicología clínica en la enseñanza de la iglesia ha borrado la línea divisoria entre lo que es modificación de la conducta (cambio externo, aparente, farisaico) y santificación (cambio verdadero, interno, permanente, del corazón), que es la meta bíblica para ser un individuo completo. El verdadero consejero cristiano trata con el alma en la esfera de la Palabra y el Espíritu para la sanidad, liberación, restauración y transformación de la conducta de la persona, no divaga en la superficialidad de su modificación. ¿Porqué habría de elegir una modificación de la conducta cuando posee los instrumentos para la transformación espiritual de la persona?

La “psicología cristiana” es un intento de armonizar dos sistemas de pensamiento intrínsecamente contradictorios. La psicología clínica moderna y la Biblia no pueden mezclarse sin un serio compromiso o un completo abandono del principio de la suficiencia de las Escrituras. La psicoterapia no puede resolver los problemas espirituales de nadie. A lo sumo puede, en ocasiones, utilizar el discernimiento humano para modificar superficialmente la conducta, logrando un reajuste temporal porque no puede cambiar el corazón humano.

Si alguien tuvo que soportar los desatinos de bien intencionados consejeros que no recurrieron a la Palabra de Dios sino a sus propios criterios (Prov 16:25), que son los equivalentes a los defensores de la terapia y la psicoterapia psicológica dentro del cristianismo, fue Job. Los inútiles e irrelevantes consejos de sus supuestos “terapeutas” le fueron tan dolorosos como las aflicciones satánicas que sufría. Esos modernos consejeros, que son un eco del neo-gnosticismo, son “nubes sin agua” (Jud 12) de los últimos tiempos.


Evidencia.

Las siguientes evidencias escritas que vamos a presentar sobre la penetración de los conceptos psico-terapeúticos en la Iglesia no pretenden en ningún momento, emitir ningún juicio sobre los hermanos que los enunciaron, sino únicamente sobre los conceptos que escribieron, por ello preferimos omitir sus nombres y la fuente de la que fueron tomados así como cualquier cuestión que pudiera permitir identificarlos, para evitar que se hagan juicios sobre ellos.

No nos toca a nosotros juzgar el corazón de ellos, sino juzgar lo que dicen, retener lo bueno y desechar lo malo. Y mucho menos nos corresponde calificarlos de falsos ministros cuando la Palabra dice que los falsos ministros son aquellos que pretendiendo ser hermanos, de ninguna manera lo son porque no aceptan alguna o algunas de las enseñanzas bíblicas respecto a Jesús: el Unigénito Hijo de Dios encarnado como hombre, nacido virginalmente de María, perfectamente Dios y perfectamente hombre, que murió y resucitó por nuestros pecados, que está sentado a la diestra del Padre esperando el tiempo de Su segunda venida por la Iglesia, y el fin de los tiempos para juzgar a vivos y a muertos, Nombre sobre todo nombre ante el cual se debe doblar toda rodilla en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra, etc. Y estos hermanos no están en esa posición. Son argumentos equivocados que necesitan ser corregidos con amor y con la guianza del Espíritu Santo y la Palabra.

Evidencia No. 1.
Un autor renombrado en el campo de la consejería cristiana, en uno de sus libros sostiene que los consejeros cristianos que creen que la Biblia es una guía suficiente para consejería, son frecuentemente culpables de un “irreflexivo e ingenuo concepto de la vida y sus problemas”, también sostiene que la iglesia “promueve ajustes superficiales, mientras que la psicoterapia, con o sin fundamentos bíblicos (…) hace un mejor trabajo que la iglesia en la restauración de personas con problemas con un más efectivo resultado”. Afirma que “a veces los secularistas parecen tener la capacidad de enfrentar con sinceridad la perturbadora complejidad de la vida, mientras que los cristianos recitan clichés que echan a un lado las verdaderas preguntas del corazón. Como resultado, a menudo los no creyentes ayudan a la gente con problemas emocionales con más eficacia que los cristianos”.
Según este autor, entonces:
• Aquellos que intentan limitar sus consejos a las cuestiones que hallan respuesta en las Escrituras son desdeñados como cándidos, superficiales y, en conjunto, como consejeros inadecuados.
• La Palabra de Dios, el Espíritu Santo, Cristo, la oración y la gracia, que son las soluciones tradicionales que los consejeros cristianos señalan a las personas para la solución de sus problemas, son insuficientes y ninguna de ellas cura realmente las aflicciones.
• La psicología secular puede ayudar a la gente con mayor efectividad que el consejero previsto solo de las armas espirituales.

Evidencia No. 2.
Otro autor renombrado en el ámbito cristiano escribe: "He dedicado mi vida a enseñar a la gente a valorarse. Por eso es que dicto conferencias, grabo lecciones en casetes, preparo videos de entrenamiento y escribo libros… Quiero ver a la gente triunfar. Quiero ver a cada persona con la que me relaciono convertida en un vencedor REAL. Creo que para que una persona triunfe, necesita únicamente cuatro cosas. Podrá memorizarlas si recuerda la palabra REAL. Relaciones: La habilidad que más se necesita para tener éxito es la de relacionarse con otras personas. Esto provoca un impacto en cada aspecto de la vida de una persona. Sus relaciones lo mejorarán o dañarán. Equipo: Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que lo que está más cerca a usted determinará el nivel de su éxito. Si sus sueños son grandes, solo los alcanzará con un equipo. Actitud. Las actitudes determinan cómo vamos a vivir la vida día a día. La actitud, más que la aptitud determinará la altitud. [p. 8] Liderazgo. En el liderazgo todo se levanta y cae. Si desea mejorar el nivel de su efectividad personal, la única manera de hacerlo es aumentando sus habilidades de liderazgo".

Evidencia No. 3.
Otro también renombrado autor y pastor cristiano escribe: “Los individuos contentos, exitosos y plenamente satisfechos son aquellos que han aprendido a vivir su…. vida ahora. Viven al máximo el momento y de esta manera mejoran su futuro, y usted puede hacer lo mismo…. Usted descubrirá como expandir su visión; desarrollar una imagen propia sana; descubrir el poder de sus pensamientos y palabras; dejar atrás el pasado; encontrar fuerza en la adversidad, vivir para dar y decidir ser feliz. En cada una de esas áreas, usted encontrará sugerencias prácticas y decisiones sencillas que le ayudarán a ser positivo en su manera de vivir y a creer que viene un mejor futuro…. El reto que le dejaré… es que deje atrás la mentalidad de derrota de “apenas puedo”, que llegue a ser lo mejor que pueda, no solamente lo normal, lo ordinario. Para hacer eso, tiene que dejar a un lado algunas de sus maneras negativas de pensar que le están deteniendo, y tiene que expandir su visión, viéndose haciendo más, disfrutando de más, siendo más.”

Deducciones.
Como podremos notar, el énfasis de los tres autores no está puesto en la relación del individuo con Dios sino en su esfuerzo; no está puesto en darle la gloria a Dios (Col 3:22-24) sino en que el individuo obtenga satisfacción y beneficio personal; no mencionan la Palabra, ni el poder, ni la gracia, ni la misericordia, ni el amor de Dios como los causantes de esas bendiciones para la persona (Jn 3:27) sino su propio esfuerzo, auto-estima y auto-realización, etc.



Conclusión.

La psicología cristiana es, en su propia definición, un absurdo.
• En principio, porque la definición clásica de la psicología (ciencia que estudia los procesos mentales, DRAE), y su objeto de estudio, se centra en la ¨psique”, la mente de las personas, sin considerar lo espiritual, que según la Palabra de Dios (la Verdad) es el componente más importante del ser humano (1 Tes 5:23).
• Adicionalmente, la palabra “psicología”, tal como se usa en el presente, ya no habla de un estudio del alma; en vez de eso describe una diversa colección de terapias y teorías que están fundamentadas en el humanismo y no en Dios (Jer 17:5-6, Jer 17:9).
• Las presuposiciones y la mayoría de doctrinas de la psicología no pueden ser integradas exitosamente con la verdad bíblica, y su inclusión dentro de la enseñanza de la Iglesia ha empañado la línea entre la modificación de la conducta (externa, legalismo, fariseísmo) y la santificación (interna) (Jer 15:19).

De no ponerle freno a esta penetración y regresar a la Palabra de Dios, corremos el riesgo que el Evangelio sea totalmente invadido por el humanismo secular escondido dentro de conceptos aparentemente científicos de la psicoterapia, y en lugar del Evangelio de Cristo se predique el evangelio del “yo” lo cual, según las palabras de Pablo en la Epístola a los Gálatas sería “anatema”
(Gal 1:6-10) por cuanto sería apostasía (1 Tim 4:1).

La Iglesia necesita recobrar su confianza en los recursos espirituales que Dios provee en Su Palabra y por Su Espíritu Santo, eliminando de sus enseñanzas y sus prácticas todo lo que ha venido del mundo secular (los conceptos psicológicos y psicoterapéuticos). Necesita regresar a la convicción de que solo la Escritura “es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Tim 3:16).

Si la Iglesia no redescubre la consejería bíblica y vuelve a darle el lugar que le corresponde a la Palabra de Dios como fuente suprema para discernir y corregir los pensamientos e intenciones del corazón (Heb 4:12), perderá su testimonio ante el mundo y posiblemente morirá, lo que implica que este es un asunto crucial para la vida de la Iglesia.


Bibliografía:

“La Consejería”, Biblioteca del Pastor, John MacArthur y la Facultad del Master´s College, Grupo Nelson, 2009.

Materiales del Seminario de entrenamiento en discipulado y consejería del Ministerio “Vida Cristiana Victoriosa”.

04 Oct 2012