Estudio Bíblico

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Módulo 111. Mayordomía.



Tema No. 1. FUNDAMENTOS.



Objetivos de la enseñanza.
Estudiar, conocer, entender y aplicar el tema de la mayordomía y su relación con la vida y el discipulado cristiano.
Estudiar, conocer, entender y aplicar los fundamentos de la mayordomía.



Introducción.

Identidad es la manera en que nos vemos o percibimos a nosotros mismos determina la manera como vivimos y nos comportamos en la vida cotidiana (Prov 23:7).
Dos fuentes de identidad: Dios (verdadera) y el mundo (falsa).

Indefectiblemente, nuestra identidad ha sido formada por el mundo.
El mundo está bajo el maligno (1 Jn 5:19).
La función del maligno (Jn 10:10) es robar, matar y destruír, en última instancia, maldecir la persona y la vida humana.
Su arma principal es la mentira (él es el padre de mentira, Jn 8:44), y por ello, “vendernos” una identidad falsa. Ejemplo:
Adán y Eva en el Jardín (Gen 3:1-5).
Jesús: la tentación en el desierto (Mat 4:1-10).
Prov 16:25: caminos que al ser humano le parecen derechos en su propia opinión pero cuyo fin es muerte.

Aunque la idea que tengamos de nosotros mismos sea falsa, vamos a vivir de acuerdo a ella (es posible que tengamos todo el potencial y capacidad del mundo para hacer cualquier cosa, pero si nos vemos incapaces, no la haremos).
En lo que se refiere a las cosas, al vendernos la falsa identidad, el diablo también nos ha vendido la idea de propietarios, no de mayordomos o administradores de ellas.

Una parte de nuestra identidad verdadera implica ser propiedad de Dios (1 Cor 6:19-20, 1 Cor 7:23, Rom 14:7-8, 2 Cor 5:15, 1 Ped 1:17-19).
Todo creyente somos propiedad de Dios y todo aquello que somos y poseemos no es nuestro sino que le pertenece a El, debido a tres razones:
• Por Creación (Gen 1:26-27, Sal 24:1).
• Por Redención (Isa 43:1-4): compra.
• Por Opción Personal (Rom 10:8-10): Señorío.
La mayordomía cristiana carece totalmente de sentido a menos que aceptemos, entendamos y apliquemos esta premisa fundamental de que como creyentes somos propiedad de El.
Si no nos percibimos a nosotros mismos de esta manera no viviremos acorde con ella. Viviremos como si fuéramos propietarios aunque no lo seamos y si vivimos de esa manera no agradaremos a Dios y no nos ajustaremos al plan y al propósito que El tiene para nosotros.



Dios es administrador (Gen 1).
Nosotros, los creyentes, como seres humanos hechos a la imagen de Dios, y como creyentes, en los cuales esa imagen de Dios, por la obra del Espíritu Santo en nosotros, se ha ido acrecentando y desarrollando, necesitamos ser buenos administradores al estilo de Dios (1 Cor 4:1-2, 1 Ped 4:10).
Todo lo que hemos recibido en nuestra vida, absolutamente todo, es un don de Dios del cual presentaremos cuentas a El (Mat 25:14-30). Por lo tanto, somos mayordomos, no propietarios.
Para presentar buenas cuentas de nuestra mayordomía delante del Señor, necesitamos conocer y aplicar los principios básicos de la administración desarrollados en la Palabra de Dios, nuestra norma de vida y conducta.


1 Cor 4:7: todo lo que tenemos y somos lo hemos recibido de Dios.
La vida, el cuerpo, las relaciones, las oportunidades, las cosas.
Aún cuando haya mediado dinero o esfuerzo de nuestra parte, todo nos fue dado (¿por qué otros, con el mismo o mayor esfuerzo y/o dinero no las tienen?).
Ello implica que en nosotros se deberían generar tres cosas:
• Agradecimiento por la misericordia de Dios de habérnoslas dado.
• Responsabilidad (Mat 25:14-30): vamos a dar cuenta de ello.
• 1 Ped 4.10: mentalidad de administradores de todo (cambiar nuestra mentalidad de “dueños”).


Col 3:23-25.
Todo lo que hagamos, para ser efectivo, necesita ser hecho de corazón, para con el Señor (no para con las personas).
Cuando procedamos de esa manera, recibiremos la recompensa de la herencia.
Recordemos que somos co-herederos con Cristo (Rom 8:17).
Pero también necesitamos recordar que cuando el heredero es niño (inmaduro), otros administran la herencia (Gal 4.1-2) hasta que el heredero adquiere la madurez necesaria para administrar su herencia con sabiduría.
Las riquezas de los impíos (administradores) está guardada para los justos (Prov 13:22).


Si somos malos administradores de lo que Dios nos ha dado, tarde o temprano El va a retirarnos lo que nos ha dado (disciplina):
El que recibió un talento (parábola de los talentos, Mat 25:14-30).
Adán cuando fue sacado del Edén y Dios puso querubines guardando la entrada al jardín para que Adán no entrara (Gen 3:23-24).



En los negocios de mi Padre me es preciso estar (Luc 2:49).

Sal 24:1, Rom 11:36, Col 1:16.
Los negocios de Dios no son solo la iglesia.
Los negocios de Dios son toda la creación, todo lo que es y existe que está esperando ser redimido de la maldición a la que fue sujetada por la corrupción del pecado (Gen 3:17-19, Rom 8:19-21).
Como administradores de los negocios de Dios debemos ser liberadores de la Creación.

Tenemos en nuestra vida dos opciones:
Estamos trabajando en los negocios de Dios (la agenda de Dios) –Mat 19:27-30— cuyo resultado para nosotros es vida.
Estamos trabajando en nuestros propios negocios (nuestra agenda personal egoísta –Prov 16:25, Prov 14:12— cuyo resultado para nosotros es muerte.

Los negocios de Dios son cualquier campo de actividad donde El nos haya puesto (Sal 139:13-16, Efe 2:10).
La diferencia entre eclesiástico y secular no es más que una manera que tenemos los seres humanos de identificar dos grandes campos posibles de actividad humana.
Dios no hace distinción entre eclesiástico y secular.



Mi padre hasta ahora trabaja (Jn 5:17).
Somos hechos a su imagen (Gen 1:26, trabajador).
Si El todavía trabaja, nosotros también debemos hacerlo.
De hecho, en el cielo, vamos a tener trabajo.



Parábola de los talentos (Mat 25:14-30) y parábola de las minas (Luc 19:11-27).
Todos los insumos que Dios nos da, son de El, no nuestros.
El quiere que negociemos con ellos (que produzcamos fruto con ellos).
Va a pedirnos cuentas de lo que hicimos con ellos, y las cuentas que quiere que le entreguemos son esos insumos multiplicados, con mucho fruto (Jn 15).



Administradores de la multiforme gracia de Dios (1 Ped 4:10).
La gracia de Dios es la característica y los medios por los cuales El nos bendice (porque no lo merecemos).
Los medios por los cuales El nos bendice abarcan toda la creación: Las personas, la naturaleza (plantas, animales, la tierra, el agua, los elementos, etc.), las organizaciones (familia, iglesia, empresas y organizaciones sociales, gobierno), todas las cosas.
Por lo tanto, nosotros, en el plan de Dios e independientemente del lugar donde desarrollemos nuestras actividades, y el tipo o característica principal de estas, somos administradores de toda la creación que Dios ha puesto a nuestro alcance.
Debemos administrarla correctamente de acuerdo a los principios de la Palabra, para poder entregar buenas cuentas al Señor.



Reyes y sacerdotes (Apo 1:5-6, 1 Ped 2:9).
Como hijos de Dios, redimidos por la Sangre de Cristo, somos coherederos con El de todas las cosas.
El nos dio toda autoridad que recibió del Padre en el cielo y en la tierra (Mat 28.18).
Por cuanto tenemos autoridad en ambos “mundos” o niveles de existencia, también nos constituyó:
Reyes para administrar el mundo natural y social.
Sacerdotes para administrar el mundo espiritual



Sal, luz, levadura.
A través de nuestra mayordomía y administración, y por los resultados de éstas, que deben ser un modelo de productividad, responsabilidad, eficiencia, eficacia y beneficiar a todos los que están a nuestro alrededor, los demás van a notar nuestra presencia y nuestra forma diferente de vida, y van a querer tener lo mismo que nosotros.
En esa misma medida vamos a cumplir cualidades de las que Cristo nos ha investido:
Sal, para evitar que el mundo se siga corrompiendo por el pecado.
Luz, para señalarle al mundo el camino de la salvación y de la solución de todos los problemas de la existencia.
Levadura, para transformar todos los resultados del pecado y transformar las cosas para que glorifiquen a Dios.
En el plan de Dios, nosotros le tendríamos que estar enseñando al mundo los principios de como hacer las cosas en lugar de que el mundo nos esté enseñando a nosotros, como sucede en la actualidad (Jer 15:19).



Preguntas para autoevaluación.
Defina en sus propias palabras lo que significa mayordomía?
¿Que relación tiene la mayordomía con la identidad?
¿Cuáles son la base de la mayordomía?
¿Que relación tiene la mayordomía con la parábola de los talentos?
¿Cuáles son las áreas de mayordomía en la vida del creyente?
¿Como aplica el que seamos sal, luz y levadura en cuanto a la mayordomía?
¿Cuál es la relación entre trabajo y mayordomía?
¿Cuál es la relación entre el hecho de que seamos reyes y sacerdotes y la mayordomía?

01 Mar 2011